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viernes, 20 de mayo de 2011

Los nombres de la Misa (III): Memorial

La Santa Misa
se llama "Memorial",
porque el Espíritu de Dios
hace viva y presente
la Pasión de Amor
de Jesús Salvador.

Ya vimos dos de los nombres de la Misa: “Santo sacrificio del altar”, y “Banquete Eucarístico”. Ahora vamos a ver un tercer nombre, y es el de “Memorial”. Es la Santa Iglesia quien le da este nombre a la Misa, porque después de la consagración del pan y del vino, el sacerdote dice: "Así, Padre, al celebrar ahora el MEMORIAL de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación..." (cfr. Misal Romano, Plegariua Eucarística II, pág. 516)¿A qué suena esta palabra? ¿A qué nos hace acordar? Suena a la palabra “memoria”, y algo tiene que ver con la memoria, pero es un poco distinto.

Veamos qué pasa con la memoria, para saber porqué le decimos a la Misa que se llama “Memorial”. Cuando hacemos memoria, recordamos, o nos acordamos, de algo que pasó, y que quedó ahí, en nuestro cerebro, almacenado. La memoria es como una habitación con varias repisas, y en las repisas se guardan carpetas con hojas: las carpetas con hojas son las cosas que vivimos, y que nos impresionaron por algo, y por eso nos acordamos. En esta habitación, dejamos los malos recuerdos al fondo, en la oscuridad, mientras que hacemos lugar para los buenos recuerdos en la parte central de la habitación. Cuando “hacemos memoria”, es como entrar en esa habitación, ir a una repisa, tomar una carpeta, abrirla y mirar dentro lo que hay. Por supuesto que no buscamos los malos recuerdos, sino solamente los buenos. Lo que tenemos que tener en cuenta es que el recuerdo es solo recuerdo, es decir, por más que nos acordemos, eso que nos acordamos, no se vuelve a hacer realidad, porque está solo en nuestra memoria.

Todos los días usamos la memoria, porque la necesitamos para muchas cosas, por ejemplo, para acordarnos dónde dejamos la cartuchera, el cuaderno, la mochila. ¿Se imaginan si alguien se olvidara a cada momento de lo que hizo? No se podría vivir. Otras veces, usamos la memoria para acordarnos de cosas lindas, como por ejemplo, cuando hicimos aquel gol espectacular, después de pasar a cinco rivales del equipo contrario, o de cuando hicimos esa excursión que estuvo re-divertida, o de cuando fuimos a ese cumpleaños que la pasamos re-bien con todos nuestros amigos. También usamos la memoria para acordarnos de los seres queridos, y de todos los que conocimos, sabiendo que de las personas sólo hay que acordarse de lo buenas que son, y nunca de sus defectos.

Usamos la memoria también para acordarnos de los hechos de los héroes del pasado, como por ejemplo, el cruce de la Cordillera de los Andes, de San Martín, o la creación de la Bandera Nacional, con los colores de la Virgen Inmaculada de Luján, por Belgrano, o las batallas que pelearon los soldados argentinos en el Combate de Obligado, o en las Islas Malvinas.

¿Y en la Misa? La Misa se llama “Memorial” porque hacemos “memoria”. ¿Y de qué nos acordamos en la Misa? En la Misa, el “Memorial”, hacemos “memoria”, es decir, nos acordamos, de lo que Jesús hizo por nosotros, por nuestra salvación. Pero la diferencia con los recuerdos es que, aunque nos acordemos, los recuerdos son solo recuerdos, no son la realidad, en cambio, en la Misa, en el “Memorial”, el recuerdo se hace realidad, por el poder de Dios.

En la Misa nos acordamos que Jesús hizo un gran sacrificio por nosotros, el más grande que ninguno pueda hacer, y es el sacrifico de su vida, en la cruz; nos acordamos que, así como entregó su vida en la cruz y derramó su sangre, así en la Misa entrega su Cuerpo en la Hostia, y derrama su Sangre en el cáliz; en la Misa nos acordamos de Dios Padre, porque es Él quien nos invita a su Banquete, el Banquete Eucarístico, en donde se nos sirve un manjar exquisito, venido del cielo: carne de Cordero, asada en el fuego de Espíritu Santo; Pan de Vida eterna, el Cuerpo de Jesús resucitado en la Hostia, y Vino de la Alianza Nueva y Eterna, que es la Sangre de Jesús, y es un vino que los niños y jóvenes sí pueden tomar, porque es un vino que no es vino, sino la Sangre de Jesús; en la Misa, que es “Memorial”, nos acordamos del Amor de Jesús, porque todo esto que Jesús hace en la Misa no lo hace por obligación, sino porque nos ama con un amor enorme, que no tiene medidas, como un océano sin playas.

En la Misa como "Memorial" nos acordamos de la Pasión de Jesús, por medio de la cual derramó su Amor sobre todos los hombres.

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