Esperando a Jesús para Navidad
A medida
que se acerca Navidad, pareciera que lo único que importa es comprar cosas y
preparar comidas ricas. Para muchos, Navidad no es esperar al Niño Dios, sino
prepararse para recibir regalos y para comer y divertirse mucho.
Para colmo de males, esos
regalos los trae un personaje que nada tiene que ver con la Navidad, como Santa Claus
o Papá Noel: es un señor mayor, canoso y de barba blanca, algo excedido de
peso, con traje rojo y blanco, con gorro rojo y pompón blanco, que viene
¡volando en un trineo conducido por renos!! ¿¿???, que entra por las chimeneas
de las casas riéndose a carcajadas, aunque nadie sabe de qué se ríe.
Lamentablemente, para
muchos, Navidad se reduce a esta caricatura, que debería llamarse “papanolidad”,
por ponerle un nombre, así como se ponen nombres a los espectáculos de circo.
Lamentablemente, muchos
reemplazan la fantástica y maravillosa realidad de la Navidad, por una
celebración pagana –la “papanolidad”-, que es pura imaginación e irrealidad.
Nosotros sabemos que eso no
es Navidad.
Navidad es esperar, con
gozo, el Nacimiento de Jesús en ese Nuevo Portal de Belén que es nuestro
corazón. Para nosotros, la verdadera fiesta de Navidad es la
Santa Misa de Nochebuena, y el regalo que
esperamos, no son los regalos materiales, sino el regalo de Dios Padre, que es
su Hijo Dios que viene a nuestro mundo como un Niño, sin dejar de ser Dios. Y
este Niño Dios sí existe, sí es real, y viene del Cielo, traído por el Espíritu
Santo, y nace milagrosamente de María Virgen, en un humilde portal, el Portal
de Belén.
Hoy, al igual que en los
tiempos del Nacimiento de Jesús, que antes de nacer no había lugar para que
naciera, porque los habitantes de Belén cerraban sus puertas y se encargaban de
sus asuntos, antes que dar lugar a la
Virgen, que traía a Jesús en su seno, muchos no quieren
recibirlo. Hoy, como ayer, cierran sus corazones a la gracia de Dios y no
permiten que la Virgen
los prepare, así como Ella preparó la gruta de Belén, limpiándola antes de que
naciera Jesús.
En Navidad, entonces,
tenemos que prepararnos para recibir al Niño Dios, que así como nació en Belén
hace dos mil años, así quiere renacer en nuestros corazones por la gracia.
¿Cómo prepararnos para
recibir al Niño Dios en Navidad?
Como lo hacían los santos,
por ejemplo, la niña Antonieta Meo, de solo seis años de edad.
Antonieta recibió a Jesús
Eucaristía por primera vez en las Navidades de 1936. Puesto que no sabía
escribir, debido a su corta edad (seis años), era su madre quien escribía las
“cartas” que ella le dirigía a Jesús. Recordemos que Antonieta murió al año
siguiente, por un tumor maligno, y antes de su muerte, hubo que amputarle una
de sus piernas.
A pesar de esta
circunstancia dramática y dolorosa, Antonieta no solo no se queja en ningún
momento, sino que su anhelo dominante es recibir a Jesús en la Eucaristía. Pide
además otras cosas, todas espirituales y relacionadas con la vida eterna, como
la salvación de sus padres y de toda su familia.
Además, hay otra cosa que
nos enseña Antonieta, y es que, en un momento en que la Navidad se asocia a las
compras y a los regalos que podemos hacer y/o recibir, Antonieta está
concentrada en otro tipo de regalo: el don que hace Jesucristo de sí mismo, al
nacer como Niño Dios, y el don que ella puede hacerle, desde la pequeñez de su
ser niña, y son los sacrificios. Modestos, pequeños, como los que están al
alcance de un niño, pero sacrificios al fin, ofreciéndolos a Jesús en la Cruz. Además, se muestra
arrepentida por algún “capricho” que pudiera haber hecho.
Otra enseñanza de Antonieta
es su agradecimiento, a la Virgen María,
porque como Mamá es Ella quien trae a su Hijo Jesús, y a Dios Uno y Trino por la Navidad, pues en realidad
es la Santísima
Trinidad la “autora” de la Navidad, y eso no pasa desapercibido a Antonieta.
Así es entonces como debemos
prepararnos para Navidad, como Antonieta: deseosos de recibir al Niño Dios en
el corazón, que se transforma así en un Nuevo Belén; disponiendo el corazón con
sacrificios, para que sea más bueno, ya que el Niño Dios no puede nacer en un
corazón enojado, impaciente, caprichoso; agradeciendo a la Virgen que nos trae a su
Hijo Jesús, y agradeciendo a la Santísima
Trinidad por la fiesta de la Navidad. Por último, hay un
pedido de Antonieta, que también lo debemos pedir nosotros: “Morir antes que
cometer un pecado mortal”.
Estas son las cartas de
Antonieta a Jesús:
Carta del 8 de diciembre de 1936 (Fiesta de la Inmaculada Concepción
de María):
“Querida Virgencita, dile a
Jesús que lo quiero mucho. Querida Virgencita, estoy contenta porque hoy es tu
fiesta. Querida Virgencita, cuando venga la fiesta tuya y la de Jesús (Navidad)
haré pequeños sacrificios y dile a Jesús que me haga morir antes que cometer un
pecado mortal.
Querida Virgencita no
importa que ya te lo haya dicho antes pero te quiero mucho y te lo repito te
quiero mucho pero mucho y Tú ayúdame siempre con tu gracia y te prometo que
desde hoy en adelante seré cada vez más buena.
Querida Virgencita muchos
saludos y cariños y besos de tu hija.
Antonieta”.
Carta del 9 de diciembre de 1936:
“Querido Jesús Niño. Antes
que nada, te pido por ese pecador, para que Tú lo hagas ser cada vez más bueno.
Querido Jesús, te quiero
tanto y espero que venga pronto la bendita Navidad así por lo menos te podré
recibir en la Santa Comunión.
Querido Jesús sálvame de
todos los peligros querido Jesús quiero ser muy buena para que salves muchas
almas y las hagas ir al Paraíso sobre todo y especialmente a aquella persona,
ya te lo dije pero te lo quiero decir de nuevo.
Querido Jesús te mando
muchos cariños. Saludos y besos de tu querida Antonieta”.
Carta del 10 de diciembre de 1936:
“Querido Jesús (…) No veo la
hora que venga Navidad para recibirte en mi corazón y pedirte tantas gracias,
ahora te pido tres pero en ese día te voy a pedir muchas, la primera, de
llevarme al Paraíso, la segunda de hacerme buena, la tercera de llevar al
Paraíso a mis papás y ayudarlos.
Querido Jesús dile a Dios
Padre que lo quiero mucho y dile también que haré muchos pequeños sacrificios
porque así estaré más contenta cuando te reciba en mi corazón. Hoy he hecho
pocos sacrificios, pero mañana haré muchos pero Tú ayúdame porque sola no
puedo.
Saludos y besos de tu
querida Antonieta”.
Carta del 13 de diciembre de 1936:
Querido Jesús Grande
“Jesús Eucaristía te quiero
tanto… Faltan diez días ¡qué alegría para mí! ¡Con gran amor te recibiré en mi
corazón!”.
Carta del 20 de diciembre de 1936:
“Querido Jesús dile a Dios
Padre que lo quiero mucho, querido Jesús dile también que le agradezco a Él y
al Espíritu Santo que faltan solo tres días para Navidad querido Jesús, estoy
contentísima porque en pocos días vendrás a mi corazón”.
Carta del 21 de diciembre de 1936:
“Querido Jesús dile a Dios
Padre que lo quiero mucho y que agradezco a la Santísima Trinidad
porque pronto será Navidad”.
Carta del 24 de diciembre de 1936:
“Querido Jesús Eucaristía
Estoy muy contenta porque
dentro de pocas horas te recibiré en la Eucaristía querido Jesús.
¡Querido Jesús, dile a Dios
Padre que le agradezco a Él, a Ti y al Espíritu Santo porque dentro de pocas
horas Te recibiré en la Sagrada Eucaristía
y seré muy feliz…!
Querido Jesús Eucaristía te
amo tanto, tanto, tanto…
Querido Jesús, dile a la Virgencita que Te
quiero recibir de sus manos, querido Jesús, ayuda a la Iglesia y al Papa, a los
sacerdotes, a mis padres y a todo el mundo.
Ven. Ven, oh Jesús mío, a tu
Antonieta”.
Que Antonieta nos ayude,
desde el cielo, a preparar nuestro corazón para Navidad.
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