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jueves, 12 de diciembre de 2013

El Adviento para Niños: 3er Domingo de Adviento: Día de Alegría

Niños alegres esperando al Niño Dios que viene para Navidad


(Ciclo A - 2013-14)
         El tercer domingo de Adviento se llama también “de la alegría” y por eso el sacerdote cambia el color de la casulla, que en vez de ser violeta o morado, que significa “penitencia”, usa el blanco o el rosado, que significa “alegría”.
         ¿Por qué se cambia el color morado por el blanco o rosado?
         Porque cada día de Adviento que pasa, nos acercamos más y más a la Navidad, al Nacimiento de Dios que viene como Niño y esto nos llena de alegría porque “Dios es Alegría infinita”, como decía una santa que se llamaba Santa Teresa de los Andes. Cada día que pasa, es como que sentimos que el corazón late más y más rápido por la emoción y la alegría de saber que Dios, que es Alegría infinita, viene para estar con nosotros. Se puede decir que aunque todavía no estamos en Navidad, es como que ya empezamos a sentir la alegría de Dios que nace como un Niño de una Madre Virgen. A medida que nos acercamos a la Navidad, empezamos a sentir en la Iglesia la Alegría de Dios, a Dios, que es Alegría, y por eso expresamos nuestra alegría con el cambio de color de las vestimentas litúrgicas. En este Domingo de Adviento, comenzamos a sentir la alegría que sintieron los ángeles y los pastorcitos en Belén, cuando después del Nacimiento del Niño Dios en Belén, fueron a adorarlo.
Pero hay algo que nos hace estar todavía más alegres que los ángeles y los pastorcitos, porque si en ese entonces ellos se alegraron porque Jesús nació en un Portal de Belén, cuánto más nos tenemos que alegrar nosotros, porque Jesús va a nacer ¡en nuestros corazones!

El tercer Domingo de Adviento es entonces un día de alegría, de mucha alegría, una alegría que hace que nuestros corazones comiencen a latir cada vez más rápido y más fuerte por la emoción de saber que el Niño Dios va a nacer en el Nuevo Portal de Belén, nuestro corazón, y también estamos alegres porque sabemos que cuando venga, el Niño Dios nos va a traer muchos regalos, los regalos de su Corazón, que son su Amor, su Paz, su Luz y su Alegría. Entonces, todos juntos le decimos: "¡Ven, Niño Dios, alegres esperamos que nazcas en nuestros corazones!".

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