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viernes, 23 de mayo de 2014

El Evangelio para Niños: “El que me ama, cumplirá mis mandamientos”


(Domingo VI – TP – Ciclo A - 2014)
         En este Evangelio, Jesús nos da una llave con la que nosotros podemos abrir las puertas del cielo. Es una llave muy especial, con la cual podemos vivir los Mandamientos con mucha facilidad y viviendo los Mandamientos con facilidad, entramos fácilmente en el cielo. ¿Cuál es la llave que nos da Jesús en este Evangelio? La llave que nos da Jesús es el amor, porque Jesús dice así: “El que me ama, cumplirá mis mandamientos”. Jesús dice: “el que me ama”; no dice: “el que me tiene miedo” cumplirá mis mandamientos; tampoco dice: “el que espera una recompensa” cumplirá mis mandamientos; tampoco dice: “el que quiere el cielo más que a Mí” cumplirá mis mandamientos; tampoco dice: “el que tiene miedo al infierno” pero no me quiere a Mí” cumplirá mis mandamientos. Jesús dice: “el que me ama” cumplirá mis mandamientos. Porque alguien puede cumplir los mandamientos por temor a un castigo, pero eso no es amar a Jesús, porque cumple los mandamientos para que no lo castiguen, pero no porque ama a Dios; alguien puede cumplir los mandamientos porque quiere ganar una recompensa, pero eso no es amar a Jesús; alguien puede cumplir los mandamientos porque ha oído que el cielo es un lugar hermoso y que es como una fiesta maravillosa, en el que todo el mundo está feliz para siempre, y quiere ir ahí, entonces cumple los mandamientos para merecer el cielo, pero eso no es amar a Jesús, porque eso es amar más al cielo que a Dios; alguien puede cumplir los mandamientos porque ha oído que el infierno es un lugar horrible, en donde se sufre mucho y adonde van los que no cumplen los mandamientos, entonces cumple los mandamientos porque no quiere ir al infierno, pero no los cumple por amor a Dios, sino por temor al infierno, y eso no es amar a Dios. Ninguno de estos tiene la llave para ir al cielo.
         El que escucha este Evangelio y lo pone en práctica, ése sí tiene la llave para entrar en el cielo, porque ese no va a obrar, ni por miedo al castigo, ni por deseo de recompensa, ni por miedo al infierno, ni por amor al cielo, sino simplemente, por amor a Dios. El que escucha este Evangelio y lo entiende, va a amar a Jesús por amarlo, por el solo hecho de ser Él quien es, Dios de majestad infinita, de hermosura infinita, de bondad infinita, y lo va a amar sin esperar nada a cambio, y lo va a amar, aun si no hubiera un cielo de recompensa, y aun si no hubiera un infierno de castigo; lo va a amar por amarlo, solo por amarlo y nada más que por amarlo, porque es Dios y por ser Dios, porque es Dios y porque Dios es Amor Puro y merece ser amado y al amarlo, va a cumplir sus mandamientos, porque el que ama a Dios, no comete ningún pecado, porque el Amor le impide cometer faltas. Por eso Jesús dice: “El que me ama, cumplirá mis mandamientos”. El que ama a Dios, se ve libre de toda falta, de todo pecado, de toda cosa mala, por eso San Agustín decía: “Ama –a Dios- y haz lo que quieras”. Todavía más, el que ama a Dios, vive siempre en el Bien, en el Amor, y nada de lo malo lo alcanza, ni siquiera lo roza, porque el Amor lo protege, lo cuida, lo tiene dentro de sí, como la sangre está dentro del corazón, y así, el que ama a Dios, está dentro de Dios y Dios está dentro de él.

         “El que me ama, cumplirá mis mandamientos”. El amor a Dios, a Jesús, que es Dios, es entonces la llave para entrar en el cielo. Y después Jesús promete, para Pentecostés, el envío del Espíritu Santo, el Amor de Dios, que es como un Fuego de Amor que nos hace amar todavía más a Dios, pero eso es otra historia.

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