(TO
– Ciclo A – 2014)
¿Cómo es Dios? Los católicos sabemos cómo es Dios, porque Jesús,
en el Evangelio, nos lo enseñó y la Iglesia, con el Catecismo, nos lo hace
aprender para cuando recibimos la Primera Comunión. Conocer y amar a Dios, como
nos lo enseñan Jesús y la Iglesia, es la aventura más hermosa que jamás nadie
pueda vivir en esta vida y en la otra, y este solo hecho justifica vivir y morir cientos de miles de veces. ¿Cómo es
Dios? Jesús nos enseña que Dios es “Uno y Trino”, es decir, que es Uno en
Naturaleza y Trino en Personas, y esto no quiere decir que existan tres dioses,
sino que Dios es Uno solo y que en Él hay Tres Personas. Sólo los católicos
sabemos toda la verdad acerca de Dios; solo los católicos sabemos que Dios es
la Santísima Trinidad, que Dios es Uno solo, de una sola naturaleza y que en Él
hay Tres Personas. Es algo parecido a una familia formada por papá, mamá y el
hijo: tres personas, y una familia, unidas por el amor. ¡Es un misterio
maravilloso! Y como todo misterio, no lo podemos entender, solo lo podemos
creer y lo creemos con amor, porque Jesús, que es Dios, no nos puede mentir ni
engañar, y si Jesús nos lo dice, es porque es Verdad.
¿Qué
nos enseña Jesús? Jesús nos enseña que Él es Dios, igual que su Papá, pero
también nos enseña que el Espíritu Santo es Dios, y que las Tres Divinas
Personas son un solo Dios verdadero; no que son tres dioses, sino un solo Dios
verdadero. Jesús nos enseña también que las Tres Divinas Personas nos aman
tanto, que quieren que todos vayamos al cielo, y para que vayamos al cielo, el
Papá de Jesús lo mandó a Él, a que viniera aquí, a la tierra, para que muriera
en la cruz y con su Sangre nos limpiara de nuestros pecados y nos dejara su
Cuerpo para que nos alimentáramos de Él. Pero además, la Trinidad nos ama
tanto, que no solo quiere que nos salvemos, sino que quiere convertir a
nuestros corazones, en algo más grande que los cielos: quiere convertir a
nuestros corazones en su morada, en su lugar de residencia, y así lo dice
Jesús: “El que me ama, cumplirá mis mandamientos, y mi Padre y Yo lo amaremos,
y haremos morada en él” (Jn 14, 23). Quiere decir que si alguien ama a Jesús, Jesús, que es
Dios, vendrá al corazón del que lo ame, y junto con Él, vendrán Dios Padre y
Dios Espíritu Santo, que es el Amor del Padre y del Hijo, y las Tres Divinas
Personas “harán morada en ese corazón”, es decir, las Tres Divinas Personas
vendrán a vivir en ese corazón. ¡Qué hermosísimo misterio, el de la Santísima
Trinidad!
Las
Tres Divinas Personas quieren que, por la gracia que Jesús nos consiguió con su
Sangre en la Cruz, nuestro pobre corazón se convierta en la casa en donde el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, vengan a vivir para siempre. ¿Puede haber
algo más hermoso que esto? ¿Puede acaso alguien imaginar algo más maravilloso
que ver a su pobre corazón, hermoseado por la gracia y habitado por las Tres
Divinas Personas, las Personas Divinas del Dios Uno y Trino? ¡Alabemos por
siempre a la Santísima Trinidad, que ha querido enviar a Dios Hijo, Jesucristo,
a morir en la Cruz, para donarnos su gracia, para que por la gracia, convirtamos
nuestra alma, nuestro corazón y nuestro cuerpo, en templo, sagrario y custodia
de las Tres Amabilísimas, Adorabilísimas y Preciosísimas Divinas Personas, el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo! Démosle gracias también, a la Santísima
Trinidad, por habernos dado a la Flor de los cielos, la Virgen María, porque
por Ella vino a este mundo, Dios Hijo, Jesucristo, Nuestro Rey y Señor, enviado
por Dios Padre, para donarnos al Amor de Dios, el Espíritu Santo.
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