Catecismo
para Niños de Primera Comunión[1]
- Lección 32 – La Santa Misa. La Eucaristía como sacrificio
Doctrina
¿Qué
es la Santa Misa? La Santa Misa
es el sacrificio del Cuerpo y Sangre de Jesucristo ofrecido en nuestros altares
bajo las especies de pan y vino, en memoria del sacrificio de la Cruz.
¿Por
qué decimos que la Santa Misa es sacrificio? Decimos que la Santa Misa es sacrificio porque en ella Jesucristo se
ofrece como víctima en reconocimiento de la suprema majestad de Dios y en reparación
por nuestros pecados.
¿Es
la Misa el mismo sacrificio de la cruz? Sí, porque en uno y otro el mismo Jesucristo es sacerdote y víctima.
La
Misa es, pues, el sacrificio de la cruz perpetuado; en sustancia es el mismo
que ofreció Jesucristo en el Calvario, y la diferencia que hay entre uno y otro
es accidental:
1)
En el Calvario, o sea, en la cruz se
ofreció Él mismo, y en la Misa se ofrece bajo las especies de pan y vino por el
ministerio de los sacerdotes; 2) En la cruz el sacrificio fue cruento o con
derramamiento de sangre, y en la Misa es incruento o sacramental; 3) en la cruz
Jesucristo nos redimió, y aunque bastó para redimirnos, porque el sacrificio de
la cruz es infinito, sin embargo el sacrificio de la Misa actualiza y perpetúa
el sacrificio de la cruz, no para añadir eficacia a aquel, sino para aplicarnos
los frutos de la redención. En otras palabras: cuando asistimos a la Santa Misa,
es como si asistiéramos, el Viernes Santo, a la Crucifixión de Jesús, solo que
no podemos vez de ver a Jesús con los ojos del cuerpo, porque está invisible y
oculto en lo que parece pan y vino, la Eucaristía.
2)
El sacrificio es inmolación o
destrucción de una víctima ofrecida a Dios en reconocimiento de su supremo
dominio sobre todas las cosas. El sacrificio de la Cruz y el sacrificio de la
Misa, son un único y mismo sacrificio, por lo que en los dos se inmola, por
nosotros, la Víctima Inocente, Jesús, solo que en el Calvario se inmola en la
Cruz, y en la Misa se inmola, invisible, en el Altar.
¿Cuáles son los fines de la Santa
Misa? Los fines de la Santa Misa son cuatro: adorar a
Dios, darle gracias, pedirle beneficios y satisfacer por nuestros pecados.
¿Cuántas partes tiene
la Misa?
Las
partes de la Misa con dos: Liturgia de la Palabra y Liturgia de la Eucaristía.
Explicación
El Padre Pío celebrando la Santa
Misa.
Cuando el sacerdote ofrece el Sacrificio del Altar,
que es la Santa Misa, se actualiza y se perpetúa el Santo Sacrificio de la
Cruz, es decir, en la Santa Misa es como si estuviéramos delante de Jesús, que
muere en la Cruz el Viernes Santo, en el Calvario. Dios Padre recibe, por lo
tanto, con el mismo agrado con el que recibió el Sacrificio de Jesús en la
Cruz, el Santo Sacrificio del Altar, la Santa Misa. Para Dios Padre, la Misa es
tan agradable como el Sacrificio de Jesús en el Calvario, porque es el mismo y
único sacrificio, solo que ofrecido de modo incruento y sacramental.
La Eucaristía no es únicamente
un sacramento, sino que es además el sacrificio perenne de la Nueva Ley. Este sacrificio
se llama la Santa Misa. El sacrificio de la Misa es el mismo sacrificio del
Calvario, y fue anunciado cinco siglos antes por el profeta Malaquías (1, 11).
En la Santa Misa primero se
consagra el Cuerpo de Cristo y luego separadamente la Sangre, para representar
mejor a Cristo como Víctima en el sacrificio: así como en la Cruz el Cuerpo de
Jesús se separó de su Sangre, porque su Sangre salió a borbotones de sus
heridas y de su Costado traspasado, así en la Misa se consagran el Cuerpo y la
Sangre separados, para indicar que es el mismo sacrificio de la cruz. La diferencia
es que la Sangre de Jesús, que en el Calvario caía en la tierra, en la Misa se
recoge en el Cáliz del altar.
Cuando se ofrece la Santa
Misa por las Almas del Purgatorio, estas se ven libres de sus penas y así
pueden entrar en el cielo. Luego, esas almas, ya siendo santos en el cielo,
interceden por nosotros.
En la Santa Misa también podemos
“impetrar”, es decir, pedir a Dios por nuestras necesidades, sean materiales o
espirituales, y el que pide por nosotros a Dios Padre, es el mismo Jesucristo
en Persona.
De Dios recibimos
innumerables beneficios –la vida, el ser hijos de Dios por el bautismo, el
alimentarnos con su Cuerpo y Sangre, el recibir el Espíritu Santo en la
Confirmación, etc.-, y como no podemos “pagar” por todo lo que Dios nos da
gratuitamente, la Santa Misa es el medio digno de dar gracias por todo lo que
de su Divina Bondad recibimos. Es decir, la acción de gracias es uno de los
motivos por los que tenemos que mandar celebrar una Misa.
Práctica: amar la
Misa y asistir con frecuencia. Si yo supiera que Jesús bajará del cielo sólo
para mí, y sólo para darme su Corazón, lleno del Amor de Dios, ¿pondría algún
pretexto para faltar a la cita? Pues bien, ¡eso es lo que sucede en la Santa
Misa! Jesús baja del cielo en la Santa Misa y en el altar hace lo mismo que en
la Cruz: así como en la cruz entregó su Cuerpo y derramó su Sangre por mi amor,
así en la Misa entrega su Cuerpo en la Eucaristía y derrama su Sangre en el
cáliz, para darme su Amor, el Amor de Dios. En la Santa Misa, Jesús me da su
Sagrado Corazón Eucarístico, lleno del Amor de Dios. ¡No me lo puedo perder por
nada del mundo!
Palabra de Dios: la
Misa sustituyó a todos los sacrificios de la Antigua Ley, por eso no tiene
sentido realizar esos sacrificios, que ya no valen nada a los ojos de Dios: “Así
dice el Señor: ‘No tengo en vosotros complacencia alguna, no me son gratas las
ofrendas de vuestras manos, porque desde que sale el sol hasta el ocaso, grande
es mi nombre entre las naciones, y en todo lugar se sacrifica y se ofrece al
hombre mío una oblación pura” (Mal 1,
11). Ese sacrificio es la Santa Misa.
Ejercicios bíblicos:
1 Cor 11, 23; Lc 22, 19; Hech 4, 32; 1 Cor 10, 17.
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