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domingo, 12 de julio de 2015

El Evangelio para Niños: “Jesús envía a sus Apóstoles a misionar”


(Domingo XV – TO – Ciclo B – 2015)

         ¿Qué hace Jesús en este Evangelio? Envía a sus Apóstoles “de dos en dos”. ¿A qué cosa? “A misionar”. ¿Y qué es misionar? Es anunciar la Buena Noticia de la llegada del Reino de Dios entre los hombres. ¿Y qué les da para misionar? ¿Dinero? No, no les da dinero. Al contrario, les dice que no lleven dinero, ni alforjas, ni túnicas, ni siquiera un par de sandalias para cambiarse. No les da cosas materiales. Les da algo mucho más que cosas materiales: les da su poder de Dios, porque les da la gracia de poder curar enfermos y de poder expulsar demonios.
         Pero también les dice algo: si alguien no los recibe, ni los quiere escuchar, tienen que hacer algo: “sacudir hasta el polvo de los pies”. Eso quiere decir que esa persona no quiso recibir la Buena Noticia de Jesús y por lo tanto, se quedará, por su culpa, sin la gracia de Jesús; se quedará sin Jesús y sin todo lo que Jesús quería darle: Amor, paz, bondad, luz, sabiduría, y todo lo que Jesús es y tiene para dar. ES LO QUE PASA HOY CON LOS QUE NO VIENEN A  MISA. Esto es lo que sucede con todos aquellos que, domingo a domingo, en vez de venir a misa, cierran sus oídos a lo que la Iglesia les dice y, en vez de acudir a la Iglesia a recibir a Jesús, prefieren atender sus asuntos, cualquiera que estos sean –fútbol, política, paseo, descanso, amigos, shopping, paseos, cualquier cosa, menos la misa y la eucaristía del domingo-; así, se quedan sin Jesús y sin todos los regalos de amor que Jesús tenía pensados darles, por culpa propia. También para ellos es como si Dios “sacudiera hasta el polvo de sus pies”, porque no quieren escuchar la voz de la Iglesia que les dice que tienen que asistir a Misa los domingos y cumplir los Mandamientos, porque anteponen el fútbol y sus asuntos antes que la Eucaristía y los asuntos de Dios.

         No seamos como estos, que por culpa propia, por no querer recibir a Jesús, por falta de amor a Jesús, prefieren el fútbol y sus propios intereses, antes que recibir a Jesús en la Eucaristía. Hagamos en cambio como la Virgen, que ante el anuncio del Ángel, como amaba tanto a Dios, dijo al ángel: “Hágase en mí según tu voluntad”. También nosotros, cuando sepamos que la voluntad de Dios es que recibamos a su Hijo todos los domingos en la Eucaristía y que vivamos sus mandamientos, no antepongamos esta voluntad a nada, para que Dios no tenga que sacudir “hasta el polvo de sus sandalias” en testimonio contra nosotros.

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