(Domingo
XXIV – TO – Ciclo B – 2015)
En este Evangelio, Jesús nos dice qué es lo que tenemos que
hacer para ir al cielo. Primero, lo que tenemos que hacer, es querer seguirlo a
Él, porque Él es el Único Camino al cielo: “El que quiera seguirme”, dice Jesús, porque Jesús va al cielo, pero nadie va a ir
obligado, sólo va a ir el que quiera seguir a Jesús, y lo va a seguir, aquel
que ame a Jesús. ¿Por dónde va al cielo Jesús? Va por el camino del Calvario, cargando su Cruz.
Después dice: “Que tome su cruz de cada día”. Aquí nos damos
cuenta de adónde va Jesús: al Calvario, a subir a la cruz. Él lleva la cruz, el
que lo quiera seguir, tiene que tomar su propia cruz de cada día y seguirlo,
porque no puede ser que Jesús vaya al Calvario, con la cruz, y nosotros lo
seguimos sin la cruz. El que quiera seguir a Jesús, tiene que hacerlo con la
cruz propia, de todos los días. Y no quiere decir tomar la cruz de mala gana,
sino con amor, abrazando la cruz, de la misma forma a como lo hace Jesús, que
abraza la cruz con amor.
“Niéguese a sí mismo y me siga”: negarnos a nosotros mismos.
¿Qué quiere decir? No quiere decir pararme delante del espejo y decir: “Yo no
soy Juan”, “Yo no soy Margarita”. “Negarse a uno mismo” quiere decir no dejarme
llevar por mis enojos, por mis impaciencias, por mi pereza, por mis ganas de no
rezar, por mi forma de contestar mal a mis papás; quiere decir, no solo no pelear,
sino ser bueno con todos, como el Sagrado Corazón de Jesús. Solo de esa manera,
podré ir detrás de Jesús, que va camino del Calvario, con la cruz y sólo así
voy a poder ir al cielo, porque el Calvario, con Jesús, es la Puerta abierta al
cielo.
Entonces, ¿cómo vamos a ir al cielo?
Amando a Jesús,
Cargando la cruz de todos los días,
negándonos a nosotros mismos,
y siguiendo a Jesús por el Camino de la Cruz.
Entonces, ¿cómo vamos a ir al cielo?
Amando a Jesús,
Cargando la cruz de todos los días,
negándonos a nosotros mismos,
y siguiendo a Jesús por el Camino de la Cruz.
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