Aunque en nuestros días, en pleno siglo XXI, se pretendan
implementar “nuevos modelos de familias”, muchos de ellos amparados en leyes
contrarias a la ley natural y a la ley de Dios y favorecida esta implementación
por el desarrollo científico y tecnológico –como por ejemplo, la Fecundación in
Vitro, las técnicas de procreación asistida, etc.-, a los ojos de Dios, y según
su divino pensamiento basado en el amor al hombre, que solo desea el mayor bien
para su creatura amada, solo hay un modelo de familia, y es el de la Sagrada
Familia de Jesús, José y María. Es por esta razón que la Iglesia siempre ha
considerado a esta Sagrada Familia como el modelo único de la familia humana;
la sigue considerando así, y la seguirá considerando hasta el fin de los
tiempos. Es la familia formada por el papá-varón, la mamá-mujer, y los hijos,
sean naturales o adoptados.
Más allá de cómo estén conformadas las familias en la
actualidad, y aunque muchas de ellas, debido al permisivismo moral que se
refleja en las leyes y permite su constitución, no se conforman al plan original de Dios, toda familia debe contemplar a
la Sagrada Familia y, según sus posibilidades, buscar de imitarla, al menos
sino se puede en su ser, sí en su obrar.
La razón es que la Sagrada Familia expresa el ideal de
familia para el género humano, porque así la pensó Dios para el hombre, tal
como lo dijimos, además de ser el modelo inigualable de santidad al que toda
familia humana debe tender.
En esta familia sagrada, todos sus miembros se santifican
por su relación con Jesús y todo gira alrededor del Hijo de esta familia, Jesús.
Cada integrante de esta Sagrada Familia, es modelo de santidad y de todo tipo
de virtudes para los integrantes de la familia humana: San José es modelo para
todo padre y esposo; la Virgen, para toda esposa y madre; Jesús, para todo hijo
y hermano.
Así, por ejemplo, San José es modelo para todo esposo y
padre: para todo esposo, porque si bien San José no era esposo en el sentido
terreno y carnal del término, porque jamás tuvo relaciones esponsales, sino que
eran como hermanos con la Virgen, es modelo de esposo por su dedicación a la
Virgen y a Jesús, porque toda su vida giraba en torno al trabajo, para mantener
a la Sagrada Familia. Es modelo por su amor casto y por su amor puro a su
esposa, porque es impensable que San José pudiera siquiera ver con ojos
concupiscibles a cualquier mujer, ya que la Virgen era, ante todo, la Madre de
su Hijo Jesús y no había nadie más en el mundo para San José, que María y
Jesús. San José no solo trabajó sin descanso, hasta el último día de su vida
para mantener a su familia –de acuerdo a la Tradición, murió en ocasión de un trabajo que debía cumplir en
un pueblo vecino, enfermando de neumonía en el trayecto a causa de una gran
tormenta de nieve-, sino que cuidó de ella en todo momento. Según las
Escrituras, guiado por los santos ángeles, que le avisaron en sueños, llevó a
la Sagrada Familia a un lugar seguro, cuando por ellos se enteró que su Hijo
estaba en peligro de muerte, y luego los condujo nuevamente a Nazareth cuando
ese peligro hubo pasado. San José es también modelo de padre, porque si bien no
era el padre biológico de Jesús, sino su padre adoptivo, cuidó de Jesús y lo amó como si
fuera su hijo, siendo que Jesús era al mismo tiempo, su Creador y Redentor y esto no dejaba de asombrar y maravillar a San José.
Educó a su Hijo y le enseñó el noble oficio de carpintero, dejando su vida en
el cuidado tanto de Jesús como de María. San José es también para los padres y
esposos, modelo de amor a María y modelo de adorador eucarístico, porque se
santificó en la fidelidad esponsal y en el amor fraterno a María y en la
contemplación de su Hijo Jesús, que era Dios Hijo encarnado –el mismo Jesús que
está en la Eucaristía-, y por eso es modelo para todo padre terreno que, como
San José, debe amar a María con amor filial y contemplar a Jesús en la
Eucaristía.
La Virgen es modelo para toda esposa y madre: para toda
esposa, porque si bien, como dijimos, fue esposa de San José sólo legalmente,
porque nunca hubo relación de esposos terrenos, amó a San José con amor
entrañable, por haber sido el Varón Virgen a quien Dios puso para la guarda y
custodia de su matrimonio y de su Hijo. La Virgen es modelo para toda madre,
porque dedicó cada instante de su vida a su Hijo Jesús, desde su Encarnación en
su seno virginal, hasta su muerte en cruz, pasando por su niñez, su juventud,
su edad adulta y, por supuesto, la Pasión, porque la Virgen participó de manera
mística y espiritual de la Pasión de Jesús, al punto de sufrir en su Corazón Inmaculado
y en su espíritu los dolores de la Pasión de su Hijo. Es también modelo de
adoradora eucarística, porque en su Hijo Jesús no solo veía a su Hijo, sino también
a su Dios, y extasiada en el amor de Dios, lo contemplaba y adoraba a cada
instante, siendo así ejemplo para toda madre que, cuidando de su familia, de su
esposo y de sus hijos, debe dedicar también un tiempo para la adoración
eucarística.
Con respecto a los hijos, Jesús es modelo para todo niño, para todo joven,
para todo hijo, porque cumplió a la perfección todos los mandamientos de la Ley
de Dios, pero sobre todo, el primero, que manda amar a Dios por sobre todas las
cosas –y Él, siendo Dios Hijo encarnado, amaba a su Padre Dios desde la
eternidad, por sobre todas las cosas-, y el cuarto mandamiento, que manda
honrar padre y madre, porque Jesús honró a sus padres terrenos, la Virgen y San
José, con su amor, con su obediencia filial, con su dedicación a ellos y con su
vida toda, pues por ellos dio su vida en la cruz.
Por último, la Sagrada Familia es modelo de oración, de piedad, de oración y de contemplación, para toda familia, porque el centro de esta familia era Jesús, Dios Hijo encarnado, Fuente Increada de santidad y por Quien toda la familia es llamada "sagrada": la santidad de la Virgen y de San José brotaba del Corazón del Niño Dios, y es por eso que, así como sucedía en la Sagrada Familia, que el centro de la vida y el amor era Jesús, así también, en las familias católicas, el centro de la vida, del amor, de la paz y de la alegría de Dios, debe ser Jesús, el mismo Jesús por Quien María y José se santificaron, que es el mismo Jesús que está vivo, glorioso y resucitado, en la Eucaristía. Así como la vida de la Sagrada Familia giraba en torno a Jesús, así la vida de toda familia católica debe girar en torno a Jesús Eucaristía.
Por estos motivos, la Sagrada Familia es el modelo para toda
familia humana, y lo seguirá siendo hasta el fin del mundo.
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