(Ciclo
B – 2018)
El Evangelio nos enseña cómo es el Dios de los católicos: el
Dios de los católicos es Uno y Trino: uno en naturaleza y Trino en Personas. Es
decir, Dios es Uno solo y en Él hay Tres Personas distintas. No hay tres
dioses, sino un solo Dios y Tres Divinas Personas. Lo podemos ejemplificar con
un árbol que tiene tres ramas: es un solo árbol, pero con tres ramas; así es
Dios, un solo Dios verdadero y Tres Divinas Personas. Cada una de las Divinas
Personas es Dios y por lo tanto merecen, cada una de ellas, la misma adoración
y gloria: el Padre es Dios; el Hijo es Dios; el Espíritu Santo es Dios. No tres
dioses, sino un solo Dios y Tres Divinas Personas.
Esto es un misterio sobrenatural, lo cual quiere decir que
es algo misterioso, que viene de Dios. No podemos comprender cómo puede ser
posible que Dios sea Uno, que en Él haya Tres Personas y que cada Persona sea
Dios, pero no por esto hay tres dioses, sino uno solo.
El origen eterno de la Trinidad es el Padre: Él es tan
Sabio, que de su Sabiduría engendra una Palabra, que es el Hijo, desde toda la
eternidad; Él es tan infinito en su Amor, que del Amor que Él le tiene al Hijo
y que el Hijo le tiene al Padre, surge Dios Espíritu Santo. Pero esto sucede desde
la eternidad, es decir, desde siempre, porque Dios no tiene principio ni
tampoco tiene fin, aunque Él es el Principio –el Alfa- y el fin –el Omega- de
toda la Creación, porque Él la creó y es el fin, porque Él pondrá fin a esta
Creación material en el Día del Juicio Final, para dar comienzo a los cielos
nuevos y a la nueva tierra.
Dios Uno y Trino nos ama tanto, pero tanto, que las Tres
Divinas Personas están empeñadas en que salvemos nuestras almas de la eterna
condenación, recibamos el perdón de los pecados, seamos adoptados como hijos de
Dios y luego de esta vida, vayamos al Cielo.
Para eso, Dios Padre envió a su Hijo, Dios Hijo, por medio
de su Amor, Dios Espíritu Santo, para que Dios Hijo encarnado diera su vida por
nosotros en la cruz, venciera al Demonio, al Pecado y a la Muerte y nos llevara
al Cielo con Èl.
Dios
Uno y Trino, la Santísima Trinidad, es nuestro Dios, el Dios católico, el Dios
de la Iglesia Católica, porque no es el mismo Dios de los judíos, ni de los
musulmanes, ni de los protestantes: es el Dios de los católicos.
Adoremos a Dios, Presente en la Eucaristía con su Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad, arrodillándonos ante su Presencia Eucarística y
démosle gracias por ser nuestro Dios, el Dios de la Iglesia Católica, y por habernos
llamado a ser sus hijos, formando parte de la más hermosa iglesia que jamás
haya existido ni existirá en la Iglesia, la Iglesia Católica.
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