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jueves, 24 de marzo de 2022

Recibir la Comunión no es comer un pan: es abrir el corazón a Jesús Hijo de Dios


 


(Homilía en ocasión de una Santa Misa de Primeras Comuniones)

Recibir la Sagrada Comunión es lo más hermoso que pueda sucederle a una persona en este mundo y ahora vamos a ver porqué: cuando vemos la Eucaristía con los ojos del cuerpo, nos parece que es un pedacito de pan, de forma circular, de color blanco, no tiene levadura, por eso es aplanado; además, tiene el sabor del pan y el peso del pan. Eso es lo que nos dicen los ojos del cuerpo: parece un pedacito de pan. Pero esa no es la realidad, porque la Eucaristía parece pan, pero no es pan: es Jesús, el Hijo de Dios, que está escondido, oculto, en algo que tiene apariencia de pan, pero no es pan. En la Eucaristía está Jesús, el Hijo de Dios y está con su Cuerpo glorioso, lleno de la luz de Dios y de la gloria de Dios, así como está en el Cielo. Él baja desde el Cielo, en cada Santa Misa, para quedarse escondido en el Pan del Altar, para que nosotros lo recibamos en nuestro corazón con fe, con piedad, con devoción y sobre todo con amor, con mucho amor y esto porque Jesús no baja desde el Cielo por obligación, porque Él no necesita nada de nosotros: baja desde el Cielo por Amor, para darnos el Amor de Dios, el Espíritu Santo, en el momento en el que lo recibimos por la Comunión.

Esto nos hace dar cuenta que no es lo mismo recibir a Jesús en la Eucaristía, que no recibirlo: el que lo recibe, como ustedes ahora que van a hacer la Primera Comunión, recibe de Jesús el Amor de su Sagrado Corazón, el Fuego del Amor de Dios, el Espíritu Santo. El que no lo recibe a Jesús, porque no quiere venir a Misa, porque no quiere confesarse –para recibirlo hay que estar confesados, al menos una vez al año-, el que se aleja de Jesús porque prefiere hacer otras cosas antes que venir a recibir a Jesús en la Eucaristía, ese se queda sin el Amor de Dios, sin el Espíritu Santo.

Recibir la Comunión, entonces, no es comer un pan: es abrir el corazón a Jesús, Hijo de Dios, que está escondido, oculto, en algo que parece pan, pero no es pan. Para recibir a Jesús, preparemos el corazón para darle a Jesús todo el amor de nuestro corazón, porque si Jesús nos da su Amor, hay que responder con amor, como dice el dicho: “Amor, con amor se paga”.

Vamos a pedir por ustedes, niños, en esta Misa, la siguiente gracia: que esta Primera Comunión sea la primera de muchas; que reciban a Jesús por amor y con amor todas las veces que puedan recibirlo y que no hagan lo mismo que hacen muchos otros niños, jóvenes y adultos en todo el mundo, que reciben a Jesús Eucaristía una vez y después no vuelven nunca más a comulgar. Si asisten a Misa los domingos, para recibir la Sagrada Comunión, vivirán siempre en esta vida con el Amor de Dios en sus corazones.

 

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