Entramos en el Oratorio, nos arrodillamos y
hacemos silencio. Preparamos nuestros corazones para hablar con Jesús
Eucaristía, que está escondido en algo que parece ser un poco de pan, pero no
es pan, sino Jesús, el Hijo de Dios, en Persona.
No lo podemos ver ni oír, pero Él sí
nos ve y nos oye. Junto a Él, se encuentran, también invisibles, pero presentes
de verdad, su Mamá, la Virgen,
y millones y millones de ángeles del cielo que lo adoran de rodillas.
También nosotros hemos venido a adorar
a Jesús Eucaristía, y por eso nos arrodillamos y hacemos silencio ante su
Presencia sacramental.
Oración inicial: “Dios mío, yo creo,
espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni
te adoran, ni te aman” (tres veces).
Meditación: Querido Jesús Eucaristía,
venimos ante Ti, para darte el regalo de nuestra humilde adoración. Como niños
y jóvenes, te ofrecemos nuestra compañía en este rato de adoración, y nuestros
corazones para que descanses en ellos.
Venimos
a pedirte por todos los niños y jóvenes del mundo, para que nunca nos apartemos
de Ti, porque solo en Ti obtendremos la paz y la alegría para nosotros y para
nuestras familias.
Te
pedimos por nuestros padres, por nuestros hermanos, por nuestros abuelos, por
todos nuestros familiares, para que a todos los ilumines y les des la gracia de
creer en Ti, única fuente de dicha y de gozo.
Queremos
pedirte también para que todos, pero especialmente los niños y los jóvenes,
encuentren en Ti, Jesús Eucaristía, el sentido de sus vidas. Que todos sepan
que sólo recibiéndote a Ti en la comunión, podrán cumplir la voluntad de Dios
en sus vidas.
Que
todos deseen vivir el primer mandamiento, el más importante de todos: “Amarás a
Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a Ti mismo”.
Querido
Jesús Eucaristía, te pedimos la luz que viene de Tu Sagrado Corazón, para que
seamos capaces de entender y de vivir el cuarto mandamiento: “Honrarás padre y
madre”. Que podamos honrarlos verdaderamente, siendo para con ellos amables,
obedientes, serviciales, y buscando de evitar, a toda costa, cualquier cosa que
pueda entristecerlos.
Danos
también tu ayuda para que seamos capaces de vivir la pureza de cuerpo y alma, porque
como dice la Biblia,
“el cuerpo es templo del Espíritu Santo”. Desde ya, te consagramos nuestros
corazones y nuestros cuerpos, para Tú nos ayudes con tu gracia a conservarlos
puros y sin mancha, de modo que esté siempre en nosotros la dulce paloma blanca
del Espíritu Santo.
Ayúdanos,
Jesús, a comprender que las obras de misericordia, corporales y espirituales,
que la Iglesia
nos manda aprender, no son lecciones para saberlas de memoria, sino obras de
amor que tenemos que hacer, todos los días, si es que algún día queremos entrar
al cielo. Ayúdanos a entender que si no ayudamos a nuestros prójimos, sobre
todo los más necesitados, nunca entraremos en el Cielo. Por eso te prometemos,
desde ahora, que trataremos de ser lo más buenos posibles, brindando a todos
nuestra ayuda.
Oración final: “Dios mío, yo creo,
espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni
te adoran, ni te aman” (tres veces).
Oración de despedida: Querido Jesús
Eucaristía, debemos ya retirarnos, pero antes, te dejamos nuestros corazones al
pie tu Presencia Eucarística, para que no permitas que nunca dejemos de pensar
en Ti y en todo lo que sufriste por nuestro amor.
Y si lo
mismo nos distraemos, llámanos con tu dulce voz, para que siempre y en todo
momento estemos alabándote, adorándote y dándote gracias. Haz que tu Mamá, la Virgen, que es también
nuestra Madre, nos acompañe y nos guíe en nuestro caminar hacia el encuentro
contigo, en la eternidad.
Me han gustado la hora santa que han publicado...tendran del jueves santo para niños...por su atencion gracias...
ResponderEliminarMuy bonita hora santa tendrán del jueves santo para niños
ResponderEliminarMuy bonita hora santa tendrán del jueves santo para niños
ResponderEliminar