Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

sábado, 24 de septiembre de 2022

Recibir la Primera Comunión es recibir a Jesús

 



         El día de la Primera Comunión es un día muy importante en la vida de una persona, en la vida de un niño y la razón es que van a comenzar una nueva vida, porque van a recibir a una Persona muy pero muy especial y esa Persona se llama Jesús. Es muy especial porque Él es Dios, el Hijo de Dios, la Segunda Persona de la Trinidad y también porque Él está, escondido, en la Eucaristía, en algo que parece un pedacito de pan, pero no lo es, porque la Eucaristía es Jesús en Persona.

         Es por esto que tomar la Primera Comunión no es algo que puede pasar desapercibido: es lo más hermoso que le puede pasar a una persona en esta vida, porque lo más hermoso de esta vida es recibir a Jesús en el Corazón por medio de la Hostia consagrada.

         Por eso, al comulgar, no debemos estar distraídos ni pensando en cualquier cosa: en lo único en lo que tenemos que pensar, al recibir la Eucaristía, es en Jesús, que, por la Comunión, viene para darnos todo el Amor de su Sagrado Corazón. Jesús viene a nosotros por la Comunión para darnos su Amor; por eso mismo, nosotros debemos responder dándole a Jesús todo el amor de nuestro corazón, como dice el dicho: “Amor con amor se paga” y si Jesús me da su Amor, el Amor de su Corazón, entonces yo tengo que darle el amor de mi corazón.

         La Primera Comunión es la primera de muchas, de ahora en adelante, ustedes van a comenzar una nueva vida, en la que van a entrar en relación de amor con Jesús Eucaristía y para eso tienen que venir los Domingos, para recibir a Jesús y al Amor de su Corazón en la Eucaristía.

miércoles, 14 de septiembre de 2022

La Tercera Persona de la Trinidad les concederá el Amor y la Fortaleza de Cristo para que sean sus soldados ante el mundo

 



         ¿Qué sucede en el Sacramento de la Confirmación? Sucede algo tan grandioso, tan maravilloso, tan asombroso, que si pudiéramos verlo con nuestros ojos del cuerpo, moriríamos de amor en el acto. No podemos ver con los ojos del cuerpo qué es lo que sucede cuando se imparte el Sacramento de la Confirmación, pero sí podemos saber lo que sucede por medio del don de la fe.

         La Santa Fe Católica nos dice que en el Sacramento de la Confirmación nuestro corazón se abre, por la gracia, para recibir a la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, el Espíritu Santo, el Amor del Padre y del Hijo y obrará grandes milagros en el alma de quien lo reciba en gracia y con amor.

         ¿Cuáles son las obras de la Tercera Persona de la Trinidad en el alma, en el Sacramento de la Confirmación?

         Convertirá al alma y al cuerpo del confirmando en un templo suyo, en un templo del Espíritu Santo. Imaginemos el templo católico más hermoso que seamos capaces de imaginar: pues bien, el Espíritu Santo convertirá el cuerpo y el alma del confirmando en un templo infinitamente más hermoso que el más hermoso de los templos terrenos; convertirá sus corazones en el altar de Jesús Eucaristía; convertirá sus almas en morada de la Santísima Trinidad.

         Otra acción del Espíritu Santo es comunicar al alma el Amor de Dios: así como el carbón, negro y oscuro y frío, al contacto con el fuego, se convierte en una brasa ardiente, que transmite luz y calor, así el Espíritu Santo, Fuego del Divino Amor, enciende los corazones en este Fuego Santo, convirtiéndolo en una brasa ardiente de Amor a Dios, que brilla con la luz de Dios y ama con el Amor de Dios.

         Otra acción del Espíritu Santo es el comunicar al alma la Fortaleza de Cristo, para que el alma no sólo pueda llevar su Cruz hasta el fin de sus días, sino que pueda dar testimonio de Cristo Dios, Presente en Persona en la Eucaristía, con sus obras de misericordia e incluso hasta con su vida si fuera necesario.

         El Sacramento de la Confirmación es algo tan grandioso, tan maravilloso, tan lleno del Amor de Dios, que moriríamos de alegría y de amor, si pudiéramos verlo con los ojos del cuerpo.