(San José en Alto Verde, Concepción, Tucumán,
Argentina)
Para saber
qué es lo que vamos a recibir en la Comunión, tenemos que saber qué es lo que
sucede en la Santa Misa, porque la Santa Misa y la Comunión están unidas
inseparablemente.
¿Qué
sucede en la Santa Misa?
En la Santa
Misa sucede algo invisible, algo que no podemos ver con nuestros ojos del
cuerpo, pero que igualmente sucede y esto pasa principalmente cuando el
sacerdote extiende sus manos sobre el pan y el vino y pronuncia las palabras de
la consagración diciendo las mismas palabras que dijo Jesús en la Última Cena: “Esto
es mi Cuerpo”, “Este es el Cáliz de mi Sangre”.
En ese
momento, cuando suena la campanita para que todos se arrodillen, lo que sucede
es que Jesús, que es Dios, baja desde el Cielo con su Cruz -acompañado de miles
de millones de ángeles de luz y también de todos los santos y por supuesto
también está la Virgen, su Mamá y nuestra Mamá- y cuando Jesús baja desde el
Cielo hasta el Altar, deja su Cuerpo en la Hostia y así la Hostia, que hasta
entonces era solo pan de trigo, deja de ser pan de trigo para ser el Cuerpo de
Jesús, y también Jesús derrama su Sangre, la Sangre que sale de sus manos, de
sus pies, de su costado traspasado, sobre el Cáliz y así el vino que había en
el Cáliz deja de ser vino y se convierte en la Sangre de Jesús; por eso es que nosotros,
cuando comulgamos, no comulgamos pan y vino, sino que comulgamos “el Cuerpo y
la Sangre” de Jesús, es decir, la Sagrada Eucaristía.
Esto es
entonces lo que sucede en la Santa Misa: Jesús convierte el pan y el vino en su
Cuerpo y en su Sangre; convierte el pan y el vino en la Eucaristía y es lo que
ustedes van a recibir por primera vez, por eso se llama “Primera Comunión”,
porque van a recibir por primera vez el Cuerpo y la Sangre de Jesús, la Sagrada
Eucaristía.
Cuando comulgamos,
cuando recibimos la Eucaristía, no recibimos un pedacito de pan: recibimos el Cuerpo
y la Sangre de Jesús, recibimos el Corazón de Jesús, que late con el Amor de
Dios en la Eucaristía. Y cuando comulgamos, cuando recibimos al Corazón de
Jesús, el Corazón de Jesús se funde con nuestro pequeñito corazón -el Corazón
de Jesús es como un horno gigante de fuego de Amor y nuestro corazón es como
una chispita pequeñita que entra dentro de ese horno gigante- y se funde con
nuestro corazón para darnos todo el Amor de Dios, el Espíritu Santo.
Por eso,
no hay nada más importante, ni hermoso, ni maravilloso, ni bonito, ni grandioso,
que recibir la Comunión, porque recibir la Comunión es recibir a Jesús, que es
Dios y Dios nos da su Amor, que es infinito y es eterno, gigante, dura para
siempre, para siempre, porque nadie nos ama más que Dios, nadie nos ama más que
Jesús.
No seamos
como la inmensa mayoría de niños y jóvenes, que hacen la Comunión y dejan de
recibir a Jesús y así se pierden lo mejor y lo más lindo de esta vida, que es
recibir la Eucaristía, recibir al Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús.