(Domingo
XXV - TO - Ciclo C - 2013)
En este Evangelio, Jesús nos dice que
"no se puede servir a Dios y al dinero". ¿Por qué Jesús nos dice
esto? Porque nuestro corazón, que es muy pequeño, tiene un solo lugar, y en ese
lugar, o entra Dios, o entra el dinero. Si entra Dios, el dinero queda fuera;
si entra el dinero, Dios queda afuera. También Jesús nos dice: "Donde esté
tu tesoro, ahí estará tu corazón". Si mi tesoro está en el dinero,
entonces mi corazón quedará pegado al dinero; si mi tesoro está en Dios, entonces
mi corazón se pegará a Dios.
¿Qué sucede cuando el dinero ocupa el
único lugar que tiene el corazón? Pasa que el corazón queda pegado al dinero, pero
como no hay dinero en el cielo, el corazón pegado al dinero no puede nunca
entrar en el cielo. Y éste sí que es un problema, porque lo peor que nos puede
pasar en la vida, es que nos quedemos sin Dios para siempre. ¡A nadie le gustaría
que le pase eso! Por eso Jesús dice que no debemos apegarnos al dinero, para
que en nuestro corazón esté solamente Dios y nadie más que Dios.
¿Qué pasa cuando una persona deja que
el dinero ocupe su corazón y hace que el corazón quede pegado al dinero? Pasa
que esta persona se olvida de Dios y del cielo que Dios tiene prometido a los
que lo aman. Y cuando alguien se olvida de Dios, empieza a pensar y a desear
cosas que no son de Dios y así se aleja cada vez más de Dios y su Amor.
Para que no nos pase eso, tenemos que
pedirle a Jesús y a María que hagan que nuestro corazón, por más pequeño que
sea, esté siempre ocupado solo y únicamente por Dios, para que amemos a Dios
por sobre todas las cosas, y al prójimo como a nosotros mismos. Si amamos y
servimos a Dios y sólo a Dios en esta vida, cuando vayamos al cielo nuestro
corazón será tan grande como el cielo y le gustará tanto a Dios, que nuestro
corazón será la casa de Dios Padre, de Dios Hijo y de Dios Espíritu Santo, para
siempre.
bendiciones cuantos nos ayuda con su reflexion los niños tambien necesitan conocer a Dios
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