Doctrina
¿Cuándo subió
Jesucristo a los cielos? Jesucristo subió a los cielos pro su propio poder
a los cuarenta días de resucitado, en presencia de los Apóstoles y numerosos
discípulos.
¿Dónde está ahora
Jesucristo? Jesucristo, en cuanto que es Dios, está en todas partes, y en
cuanto hombre está solamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del
altar, la Eucaristía. Es decir, subió a los cielos, glorioso y resucitado, pero
al mismo tiempo se quedó con nosotros, en la tierra, en la Eucaristía, para
acompañarnos desde el sagrario todos los días, hasta el fin del mundo, como lo
había prometido.
¿Con qué palabras
consoló Jesús a los apóstoles en su sermón de despedida? Jesús dijo a los
Apóstoles: “En la casa de mi Padre hay muchas moradas. Voy allá a prepararos
también un lugar para vosotros; después volveré para llevaros conmigo, a fin de
que también estéis donde estoy Yo” (Jn
14, 2-3). Precisamente, nuestra vida terrena es muy breve y estamos aquí “de
paso” –Santa Teresa de Ávila decía que esta vida era “una mala noche en una
mala posada”-, porque nuestro destino definitivo y eterno es la Casa del Padre,
el Reino de los cielos, en donde Jesús nos tiene preparada una habitación para
cada uno de nosotros. Pero para poder entrar a la Casa del Padre, debemos hacer
tres cosas: vivir en gracia, evitar el pecado y obrar la misericordia para con
los más necesitados.
Explicación
Esta
lámina presenta la Ascensión de Nuestro Señor Jesucristo a los cielos, la cual
tuvo lugar a los 40 días después de su Resurrección. Él subió al cielo desde el
monte de los Olivos, en cuerpo y alma, y por su propia virtud; no como la
Virgen en manos de los ángeles, sino por sí mismo.
Poco
antes de subir Jesucristo al cielo, se habían reunido allí todos los apóstoles
y discípulos a los que les dio sus últimas instrucciones, y después
bendiciéndolos subió majestuosamente, alejándose de ellos hasta que una nube
luminosa le ocultó a sus ojos y les fue dicho por unos ángeles que lo mismo que
lo habían visto subir al cielo, vendría así de nuevo al fin de los tiempos.
La
Ascensión de Jesús fue un triunfo apoteósico. Se elevó victorioso sobre todos
sus enemigos y triunfalmente se llevó tras de sí a las multitudes de redimidos
que había sacado del Limbo.
Práctica:
Me esforzaré por ser fiel cumplidor de los Mandamientos de la Ley de Dios, para
así poder merecer la habitación en la Casa del Padre que Jesús preparó para mí
con su Ascensión.
Palabra de Dios:
Jesucristo “después de su Pasión se dio a ver en muchas ocasiones (a sus
apóstoles), apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles del Reino de
Dios” (Hech 1, 2-3). Después “los
llevó hasta cerca de Betania, y levantando sus manos los bendijo y mientras los
bendecía se alejaba de ellos, y era llevado al cielo. Ellos se postraron ante
Él” (Lc 24, 50-51). “Diciendo esto y
viéndolo ellos, se elevó y una nube lo ocultó a sus ojos. Estando mirando
atentamente hacia el cielo mientras Él se iba, he aquí que se presentaron dos
varones con vestiduras blancas y les dijeron: “Hombres de Galilea, ¿qué están
mirando al cielo? Ése Jesús ha sido arrebatado de entre vosotros al cielo,
vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hech
1, 9-11).
Ejercicios bíblicos:
Hech 1, 3; Jn 14, 2-3; Col 3, 1-2.
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