Doctrina
¿Qué quiere decir “Comunión
de los Santos”? La comunión de los santos es la unión común que hay entre
Jesucristo, Cabeza de la Iglesia, y sus miembros, y de éstos entre sí. Comunión
quiere decir “común unión”; y Comunión de los Santos quiere decir unión común
con Jesucristo de todos los santos del cielo, de las almas del purgatorio y de
los fieles que aún peregrinamos en la tierra.
Todos los bienes espirituales, que forman el tesoro de la
Comunión de los Santos, proviene de Jesucristo y se da así: los del cielo
interceden por los demás; los de la tierra honran a los del cielo y se
encomiendan a su intercesión, también oran y ofrecen sufragios por los difuntos
del purgatorio, y estos también interceden a favor nuestro.
Para
entenderlo un poco mejor, recurramos a la imagen del cuerpo de un hombre, en el
que los diversos órganos se ayudan entre sí: por ejemplo, el pulmón oxigena la
sangre, que alcanza a todos los órganos; el estómago y el intestino, a su vez,
descomponen los nutrientes ingeridos con la alimentación, para que puedan
llegar a las células que forman el pulmón; los miembros inferiores y
superiores, a su vez, procuran el alimento que luego será ingerido y que será
aprovechado por todo el cuerpo, etc. En la Iglesia -que está formada por los santos
del cielo, por las almas del Purgatorio y por los bautizados y se llama “Cuerpo
Místico de Jesús”-, sus integrantes tienen diferentes dones espirituales que,
puestos al servicio de los demás, benefician a todos. Por ejemplo, en la
Iglesia Peregrinante o militante –la de la tierra-unos tienen el don de la
oración –monjes y monjas contemplativas-, otros, el don del estudio –teólogos,
filósofos-, otros, el don de enseñar –catequistas, etc.-, otros, el don de
predicar –sacerdotes-, otros, el don de visitar enfermos y presos –laicos,
sacerdotes, etc.-. A su vez, está la Iglesia Paciente o Purgante –formada por
las Benditas Almas del Purgatorio- y por último la Iglesia Celeste o Triunfante
–formada por los santos del cielo-. Cuando todos ponen sus dones al servicio de
la Iglesia, se da la “Comunión de los Santos”: los de la Iglesia Militante
rezamos por las almas del Purgatorio, estas a su vez interceden por nosotros;
nosotros, rezamos pidiendo favores a los santos del cielo y ellos a su vez
también interceden por nosotros. Como vemos, se produce una “circulación” de
bienes espirituales entre los diversos integrantes de la Iglesia (Militante,
Purgante y Triunfante).
¿De qué bienes espirituales
participan los miembros de la Iglesia? Los miembros de la
Iglesia participan de los méritos de Jesucristo, de los de la Santísima Virgen
y de los Santos; del sacrificio de la Misa, de los sacramentos y de las
oraciones y buenas obras de los fieles.
Los
pecadores, es decir, los que no están en gracia de Dios, ¿participan de la
Comunión de los Santos?
Solamente en cuanto reciben gracias para que puedan con ellas obtener el perdón
de los pecados, sobre todo, la gracia de la conversión.
Explicación
Esta
lámina representa la “Comunión de los Santos”. Por “Santos” entendemos a todos
los fieles que están en gracia de Dios. Y “Comunión de los Santos” es comunión
o comunicación de bienes unos a otros, entre los fieles todos, así del cielo,
como del purgatorio y de la tierra, es decir, la Iglesia universal abraza el
cielo, la tierra y el purgatorio.
Todos
en la Iglesia formamos una grande y santa comunión. Esta “unión espiritual” consiste
en que siendo todos como miembros de un solo cuerpo, cuya Cabeza es Cristo, los
unos tenemos parte en las buenas obras –oraciones y sacrificios- de los otros.
En
la parte superior vemos a la Santísima Virgen, Madre de Dios, emperatriz de
cielos y tierra, que representa el cielo, o sea, la Iglesia Triunfante, porque
los que allí viven han triunfado de los peligros del mundo.
En
la parte baja está el purgatorio, o sea la Iglesia Purgante, porque las almas
expían allí sus pecados veniales o los mortales perdonados.
Luego
estamos los que vivimos en la tierra, o sea, la Iglesia Peregrinante o Militante,
porque como soldados de Cristo trabajamos para alcanzar el cielo.
En
la Santa Misa, la mayor fuente de gracias porque en ella se renueva o actualiza
el sacrificio de nuestro Redentor, es glorificada la Iglesia Triunfante,
aliviada la Purgante y santificada la Militante, ya que el poder o valor de la
Santa Misa es de sí infinito, por cuanto Cristo, o sea la Víctima ofrecida es
de mérito infinito. Dios, sin embargo, acepta una parte de este valor según su
voluntad, y por esto se ofrecen una o varias Misas por los mismos fines, pues
sólo Dios sabe hasta qué punto aprovechan para el fin porque se ofrecen.
¿Qué
obras tienen valor para la Comunión de los Santos? Por ejemplo, una procesión,
en la que los fieles rezan sus oraciones, pidiendo a Dios algún favor especial;
un acto de caridad, como el de una religiosa visitando o atendiendo a un
enfermo: estas obras sirven en sufragio de las Almas del Purgatorio, para la
santificación de la propia persona, para glorificación de Dios y para la
conversión de los pecadores.
Práctica: todo el
bien que yo hago aprovecha a la Iglesia entera, y todo el mal que cometo, la
daña: ¡qué tremenda responsabilidad!
Palabra de Dios: “Un
mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros…” (Jn 13, 34). “Ahora
me alegro de mis padecimientos por vosotros, y suplo en mi carne lo que falta a
las tribulaciones de Cristo por su cuerpo que es la Iglesia” (Col 1, 24).
Ejercicios bíblicos:
Sant 5, 16; Gál 3, 28; Jn 15, 5; Mac
12, 45.
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