Homilías para niños de Primera Comunión y de
Confirmación 2025
Queridos
niños, ustedes están por recibir un “sacramento”, que significa “misterio”,
significa algo que es “sagrado”, algo que se realiza, que se confecciona, en el
Altar y lo realiza Dios, Jesús, a través de su representante, que es el
sacerdote ministerial. Esto quiere decir que NADIE MÁS que un sacerdote puede
realizar este sacramento, en este caso, la Eucaristía. Si alguien que no fuera
sacerdote intentara hacerlo, sería inválido, es decir, no habría Eucaristía.
¿Qué
sucede en la Santa Misa? Sucede algo invisible, por medio de los visible.
Cuando el sacerdote dice “Esto es mi Cuerpo, Esta es mi Sangre”, es Jesús quien
pronuncia estas palabras y con el poder de su Espíritu Santo, baja desde el
cielo con la cruz y convierte el pan, que es pan sin levadura, en su Cuerpo y
luego convierte el vino del Cáliz en su Sangre. Esto es lo que se llama
“misterio de la fe”, porque es un misterio que no podemos entender, pero que
tenemos que creer, porque así sucede en la realidad. Por eso después, cuando
nosotros comulgamos, no comulgamos un poco de pan ni bebemos un poco de vino,
sino que comulgamos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, aunque tengan sabor a pan
y a vino; tienen sabor a pan y a vino, pero son el Cuerpo y la Sangre de
Cristo. Por eso nunca debemos comulgar en la mano, sino de rodillas y en la
boca.
Y como
Jesús Eucaristía es el Dios del cielo y de la tierra, debemos pedirle a la
Virgen que prepare nuestro pobre corazón para que reciba a este Gran Rey del
cielo, que ha querido venir a nuestra pobre morada, no porque tenga obligación
con nosotros, sino porque nos ama con un amor infinito. Cada vez que Jesús
viene a nosotros por la Eucaristía, nos hace el regalo del Amor de su Sagrado
Corazón Eucarístico, que es el Espíritu Santo, por eso, como dice el dicho,
“Amor con amor se paga”, entonces, si Jesús viene a darme su Amor, yo debo a
cambio darle todo el amor de mi pobre corazón y así, después de comulgar, tengo
que permanecer concentrado, diciéndole a Jesús Eucaristía: “Jesús Eucaristía,
te doy gracias, por haber bajado del cielo para venir a mi pobre corazón, para
darme el Amor de tu Sagrado Corazón; toma a cambio, por manos de la Virgen
María, el pobre amor de mi corazón y jamás permitas que aparte de Ti. Amén”.
Para los
niños que van a recibir la Confirmación.
Ustedes
van a recibir un Sacramento, algo sagrado; en este caso, van a recibir, cuando
el obispo les imponga las manos en la cabeza, a una Persona, la Tercera Persona
de la Trinidad, el Espíritu Santo, el Amor de Dios. ¿Bajo qué figuras aparece
el Espíritu Santo en las Escrituras? Bajo la figura de fuego y la de viento. Si
aparece bajo la figura de fuego, entonces, ustedes van a recibir un Fuego
espiritual, pero eso no quiere decir que van a sentir ardor como si se
estuvieran quemando con fuego; no van a sentir nada, porque es fuego espiritual
y el fuego espiritual no se siente. Pero sí pueden hacer lo siguiente: cuando
vayan a pasar, imaginen que sus corazones son como el carbón, que es negro,
seco, frío, para que cuando el obispo les imponga las manos y ustedes reciban
al fuego del Espíritu Santo, sus corazones se enciendan en el Fuego del Divino
Amor, es decir, se conviertan en brasas ardientes: luminosas, quemantes, que
dan calor con el calor del Amor de Dios, el Espíritu Santo; también pueden
imaginar que sus corazones son como el pasto seco, para que al contacto con el
Fuego del Espíritu Santo se enciendan en el Fuego del Amor Divino; o también
que sean como la leña seca, para que al contacto con el Fuego del Espíritu
Santo ardan de Amor a Dios. Todo esto pueden y deben pensar e imaginar ustedes,
sabiendo que no van a sentir nada, porque como dijimos, el Espíritu Santo que
van a recibir en la Confirmación es un fuego espiritual y no se siente, pero sí
obra espiritualmente, así que le pueden pedir a la Virgen que haga que sus
corazones sean así, para que arda en el Amor de Dios.
Cada uno
de ustedes tiene que hacer este trabajo espiritual, para recibir con provecho
los sacramentos, ya sea la Eucaristía o la Confirmación ya que si ustedes no
los hacen por ustedes mismos, nadie los puede hacer por ustedes.
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