(Ciclo C – TO – 2013)
En este día la Iglesia está muy contenta y hace fiesta porque
celebra a su Rey, Jesús. Para todos nosotros, que estamos en la Iglesia, Jesús
es nuestro Rey, y como todo rey, tiene corona, un cetro, un sillón real, un
manto real, y vive en un castillo. Pero Jesús es un rey especial, muy distinto
a los que conocemos. ¿Por qué? Veamos porqué.
Dijimos
que tiene una corona, pero esa corona no es de oro, ni tiene rubíes y
diamantes, como las coronas de los reyes de la tierra; es una corona hecha de
espinas, muy grandes y con mucho filo, que le traspasan su Cabeza y le hacen
salir mucha sangre, que es la Sangre con lo que lava nuestros malos
pensamientos.
Jesús
Rey tiene también un cetro –un bastón-, como los reyes de la tierra; el cetro
indica el poder del rey, y quiere decir que el que tiene el cetro, es el que
manda a todos los demás. El cetro de Jesús no es un bastón de marfil: son los
tres clavos de hierro que clavan sus manos y sus pies a la Cruz, porque así
Jesús le pide perdón a Dios Padre por las obras malas que hacemos con las manos
y por los pasos malos que caminamos cuando cometemos algún pecado.
Jesús
Rey tiene un sillón real, pero no es como los de los reyes de la tierra, que
están todos pintados en oro y tienen almohadones grandes de seda roja para que el
rey se siente cómodo; el sillón desde donde Jesús Rey gobierna el Universo, es
el Leño Santo de la Cruz, el Madero de la Cruz, y desde allí Jesús nos mira,
esperando que vayamos a arrodillarnos al pie de la Cruz, para darnos su
bendición y su Amor.
Jesús
tiene un manto real, pero su manto no es como el de los reyes de la tierra, que
tienen mantos hechos de pieles finas, de telas muy caras, cosidas con hilos de
oro y plata; el manto de Jesús, que es de color rojo fuerte, está hecho de su
propia Sangre, la Sangre que sale de sus heridas abiertas por nuestros pecados.
Por
último, como todo rey, Jesús vive en un castillo, pero no es un castillo de
piedra, rodeado de agua con cocodrilos, ni tampoco tiene una puerta de madera
que se levanta y se baja para permitir el paso de los que quieren entrar o
salir del castillo, como se ve en las películas; el castillo en donde vive
Jesús es el Reino de los cielos, allí vive con su Papá y con el Espíritu Santo,
con la Virgen y con todos los ángeles y santos del cielo. En el cielo, Jesús vive lleno de la luz y de la gloria de Dios, y ya no va a morir nunca más, y va a venir el Día del Juicio Final para darles un premio a los buenos y para castigar a los malos con el Infierno.
Jesús Rey está entonces en la Cruz y está en ese "castillo" especial y muy hermoso que e el cielo, y desde allí reina en las almas que lo aman.
Ah, pero también aquí
en la tierra Jesús Rey vive en un castillo: ese castillo se llama “sagrario”, y
allí está nuestro Rey Jesús, escondido detrás de algo que parece un poco de
pan, pero ya no es más pan, porque es su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su
Divinidad, es decir, es la Eucaristía. Allí nos espera nuestro Rey Jesús, en la
Eucaristía, para que vayamos a decirle que lo amamos mucho, tanto, que lo
adoramos, y que así como lo amamos y adoramos en la tierra, así también
queremos amarlo y adorarlo en el cielo, para siempre, con todos nuestros seres
queridos.
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