(Domingo
IV – TP – Ciclo A – 2014)
En este Evangelio, Jesús se compara con una puerta, y con la
puerta de un corral de ovejas. ¿Por qué se compara Jesús con una puerta? Primero
veamos qué hace una puerta abierta, y qué hace una puerta cerrada: una puerta
abierta, les permite a las ovejitas, por la mañana, salir a comer pasto fresco
y verde y beber agua fresca y pura; por la noche, cuando todas las ovejitas han
entrado, la puerta se cierra, y todas quedan seguras de los peligros de la
noche: los lobos y los ladrones, que se las quieren robar para quitarles su
lana.
Ahora podemos saber por qué Jesús se compara con una puerta:
Jesús es la Puerta abierta de las ovejas porque en la Cruz, su Sagrado Corazón
fue abierto por la lanza de los soldados romanos, entonces nosotros, que somos
sus ovejas, podemos entrar por el costado abierto del Corazón de Jesús, para
encontrar los pastos verdes y el agua fresca y pura, es decir, la gracia
santificante, el Amor Puro y Santo de su Sagrado Corazón y su Divina
Misericordia.
Jesús es la Puerta cerrada
de las ovejas, porque cuando nosotros nos refugiamos en su Sagrado Corazón,
estamos bien seguros y resguardados de los peligros del mundo y de los lobos,
es decir, las tentaciones del mundo y las trampas que nos tienden los ángeles
caídos, los demonios. Cuando entramos en el Sagrado Corazón de Jesús y en el
Inmaculado Corazón de María, estamos bien resguardados y seguros, como las
ovejas en el redil, aseguradas por la puerta cerrada, porque ahí no pueden
entrar los demonios ni los asaltantes, y las tentaciones del mundo no nos hacen
nada.
Jesús dice que Él es la Puerta y que el que entra por Él, se
va a salvar, porque va la oveja que entre por la Puerta abierta que es Él, va a
tener Vida, es decir, siempre va a estar segura, protegida y nunca se va a
enfermar, y va a encontrar protección, cariño y amor; esto quiere decir que el
Sagrado Corazón de Jesús, traspasado por la lanza en la cruz es la Puerta
abierta al Amor de Dios y si nosotros entramos en Él, nunca nos vamos a
enfermar, porque en Él encontramos la gracia de Dios y encontramos algo más
grande que el cielo, encontramos la Vida y el Amor de Dios, que es infinito y
eterno, como un mar sin fondo y sin orillas, como un cielo estrellado, que no
tiene fin.
Por todo esto, Jesús es la Puerta de las ovejas, que somos
nosotros.
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