Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

martes, 5 de noviembre de 2019

Santo Rosario meditado para NACER: Misterios gozosos




Misterios gozosos

          Primer Misterio. El Ángel del Señor anunció a María y concibió por obra del Espíritu Santo. Ante el anuncio del Ángel, con gran gozo y alegría, la Virgen dice “Sí” a la Palabra de Dios que, de esta manera, se encarna en su seno virginal. De la misma manera, la Encarnación del Verbo en las culturas humanas por acción de los sacerdotes y religiosos misioneros, produce un gran gozo, el gozo de saber que Dios “está con nosotros” y que con Él desaparece toda tiniebla del paganismo.

          Segundo Misterio. La Visitación de María Santísima a su prima Santa Isabel. La Virgen visita a su prima Santa Isabel y con la Virgen llegan también Jesús y el Espíritu Santo, que es el que ilumina al Bautista para que sepa que el que viene en el seno de la Virgen es Dios Hijo y es también quien ilumina a Santa Isabel para que ella sepa que la Virgen es Madre de Dios. De la misma manera, la Iglesia anuncia, por medio de los misioneros, que el Verbo se hizo carne y que ha venido para salvarnos e infundirnos el espíritu de santidad, el Espíritu Santo, que nos quita el pecado y nos concede la vida de Dios Trinidad.

          Tercer Misterio. El Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. Jesús, la Palabra de Dios encarnada, nace milagrosamente del seno de María Virgen, para iluminar nuestro mundo que vive en tinieblas. De la misma manera, por medio de los sacerdotes y religiosos, la Palabra de Dios es alumbrada en medio de las naciones y así disipa, con su fulgor divino, las tinieblas del pecado, de la idolatría y del paganismo.

          Cuarto Misterio. La Presentación de Nuestro Señor en el templo. La Virgen lleva al Niño para consagrarlo a Dios, tal como lo establecía la ley, según la cual todo primogénito debía ser consagrado a Dios. Así como la Virgen presenta a Jesús, la Palabra de Dios encarnada, así la Iglesia presenta al mismo Jesús, Palabra de Dios encarnada, a los pueblos, para que estos adoren a Jesús Eucaristía como el Único y verdadero Dios, que ha venido para salvar al mundo de las tinieblas del error y la ignorancia.

          Quinto Misterio. Nuestro Señor perdido y hallado en el templo. Luego de perder y buscar a Jesús durante tres días, la Virgen y San José encuentran al Niño en medio del templo, impartiendo la luz de su sabiduría a los doctores de la ley. De la misma manera, los sacerdotes enseñan a los fieles que han perdido a Jesús, que lo encontrarán en medio del templo, en el sagrario, en la Eucaristía, irradiando la luz de su gracia y de su sabiduría divina a quien se acerque a hacer adoración eucarística.

miércoles, 1 de mayo de 2019

Santo Rosario meditado para NACER: Misterios Luminosos


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         Primer Misterio Luminoso: el bautismo de Jesús (Mt 3, 13-17). Juan el Bautista bautiza a Jesús en el río Jordán. Cuando Jesús se sumerge en el río, junto con Él nos sumergimos nosotros, para morir a la vida del hombre viejo y cuando Jesús sale del río, nosotros salimos juntos con Él, para vivir la vida nueva de la gracia, la vida de los hijos de Dios.

         Segundo Misterio Luminoso: las Bodas de Caná (Jn 2, 1-11). Jesús y la Virgen son invitados a unas bodas en Caná de Galilea. La Virgen se da cuenta que los novios se han quedado sin vino y le pide a su Hijo Jesús que haga el milagro de convertir el agua en vino y aunque Jesús no quiere hacerlo, lo hace sólo porque su Madre se lo pide. Confiemos siempre en la poderosa intercesión del Inmaculado Corazón de María ante su Hijo Jesús y le pidamos a Ella todas las gracias que necesitemos para ir al cielo.

         Tercer Misterio Luminoso: la predicación del Reino de los cielos (Mc 1, 14-15). Cuando ya es adulto, Jesús deja su hogar para salir a predicar al mundo la Buena Noticia: Él, que es Dios Hijo encarnado, ha venido para derrotar al mundo, al demonio y al pecado, con su sacrificio en cruz. Que la Santa Cruz de Jesús sea para nosotros el lugar en el cual siempre queremos estar.

         Cuarto Misterio Luminoso: la Transfiguración en el Monte Tabor (Lc 9, 28-35). Jesús sube al Monte Tabor y se transfigura, lo que quiere decir que brilla con una luz más intensa que miles de millones de soles juntos. Es la luz de la gloria, la misma luz que Él tenía en la eternidad junto a su Padre Dios. Cuando veamos a Jesús todo cubierto de sangre, por culpa de nuestros pecados, recordemos la escena del Monte Tabor, que nos muestra a Jesús como el Dios que con su Pasión y con su Sangre lava nuestros pecados y nos da la gracia de ser hijos adoptivos de Dios.

         Quinto Misterio Luminoso: la institución de la Eucaristía (Mc 14, 22-24). En la Última Cena, Jesús pronuncia las palabras de la consagración sobre el pan y el vino –“Esto es mi Cuerpo, esta es mi Sangre”- y así convierte, al pan y al vino, en su Cuerpo y en su Sangre. Cuando comulguemos, recordemos la Última Cena, para tener presente que la Eucaristía no es un pedacito de pan, sino el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. Y así, acordándonos de esto, le demos a Jesús Eucaristía todo el amor de nuestros corazones.