El día de la Primera Comunión
es un día muy importante en la vida de una persona, en la vida de un niño y la
razón es que van a comenzar una nueva vida, porque van a recibir a una Persona
muy pero muy especial y esa Persona se llama Jesús. Es muy especial porque Él
es Dios, el Hijo de Dios, la Segunda Persona de la Trinidad y también porque Él
está, escondido, en la Eucaristía, en algo que parece un pedacito de pan, pero
no lo es, porque la Eucaristía es Jesús en Persona.
Es por esto que tomar la
Primera Comunión no es algo que puede pasar desapercibido: es lo más hermoso
que le puede pasar a una persona en esta vida, porque lo más hermoso de esta
vida es recibir a Jesús en el Corazón por medio de la Hostia consagrada.
Por eso, al comulgar, no
debemos estar distraídos ni pensando en cualquier cosa: en lo único en lo que
tenemos que pensar, al recibir la Eucaristía, es en Jesús, que, por la
Comunión, viene para darnos todo el Amor de su Sagrado Corazón. Jesús viene a
nosotros por la Comunión para darnos su Amor; por eso mismo, nosotros debemos
responder dándole a Jesús todo el amor de nuestro corazón, como dice el dicho: “Amor
con amor se paga” y si Jesús me da su Amor, el Amor de su Corazón, entonces yo
tengo que darle el amor de mi corazón.
La Primera Comunión es la
primera de muchas, de ahora en adelante, ustedes van a comenzar una nueva vida,
en la que van a entrar en relación de amor con Jesús Eucaristía y para eso
tienen que venir los Domingos, para recibir a Jesús y al Amor de su Corazón en
la Eucaristía.