Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

martes, 8 de marzo de 2016

Via Crucis meditado para Niños y Jóvenes


         Oración inicial
         Jesús, queremos unirnos a tu Pasión en cuerpo y alma y, para ello, vamos a recorrer Contigo las estaciones de tu agonía y muerte. Así como la Virgen, Nuestra Señora de los Dolores, te acompañó a lo largo del Via Crucis, también nosotros, unidos a Nuestra Madre del cielo, deseamos unirnos al sacrificio que nos dio la vida eterna. Por este sacrificio tuyo en la cruz hemos recibido la gracia de Dios y hemos sido convertidos en hijos adoptivos del Padre; por este sacrificio tuyo, hemos sido salvados, porque nos perdonaste los pecados y nos abriste las puertas del cielo. Ayúdanos a seguirte por el Camino de la Cruz en esta vida, para luego reinar Contigo en la vida eterna. Amén.
         
         1ª Estación: Jesús es condenado a muerte.
         G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
         R: Porque por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
       Reflexión: Amado Jesús, eres condenado injustamente a morir en la cruz, a causa de nuestros pecados. Somos nosotros los que deberíamos ser crucificados, pero Tú ofreces tu Vida al Padre para nuestra salvación. ¡Madre mía, que yo desee morir, antes que pecar!
         -Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
         
         2ª Estación: Jesús carga con la cruz y marcha camino del Calvario.
         G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
         R: Porque por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
         Reflexión: ¡Oh amado Jesús, cuánto te pesa la cruz! En ella llevas mis pecados, que quedarán lavados con tu Sangre Preciosísima. ¡Madre mía, dame un verdadero dolor de los pecados!
         -Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

3ª Estación: Jesús cae por primera vez.
         G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
         R: Porque por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
         Reflexión: Jesús cae de rodillas, agobiado por el peso de la cruz. ¡Oh Jesús, te doy gracias por tu Amor, porque tropiezas y caes para que yo pueda caminar firme por el Camino del Calvario, que lleva a la Casa del Padre!
         -Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

4ª Estación: Jesús se encuentra con su Madre.
         G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
         R: Porque por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
         Reflexión: María, la Mamá de Jesús, mira a los ojos a su Hijo y Jesús, al ver el Amor de Dios en los ojos de la Virgen, se siente reconfortado para continuar por el Camino del Calvario. ¡Madre mía, María Santísima, mírame también a mí, pobre pecador, y dame el amor de tu Inmaculado Corazón, para que yo pueda seguir caminando detrás de la cruz de Jesús!
         -Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

         5ª Estación: El Cireneo ayuda a Jesús a cargar la cruz.
         G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
         R: Porque por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
         Reflexión: Jesús está tan cansado que los soldados, temiendo que muera antes de llegar a la cima del Monte Calvario, obligan al Cireneo a llevar la cruz de Jesús. ¡Oh Buen Jesús, que nunca me niegue a ayudar a mi hermano más necesitado!
         -Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

         6ª Estación: La Verónica limpia el Rostro de Jesús.
         G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
         R: Porque por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
         Reflexión: Compadecida por los sufrimientos de Jesús, la Verónica se acerca y limpia el Rostro de Jesús y Jesús, como premio a su caridad, deja impresa su Santa Faz en el lienzo. ¡Oh Jesús, yo no tengo un lienzo como la Verónica, pero te doy a cambio mi pobre corazón, para que imprimas en él tu Divino Rostro!
         -Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

          7ª Estación: Jesús cae por segunda vez.
         G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
         R: Porque por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
         Reflexión: El camino que lleva al Calvario es muy angosto, empinado y difícil de andar, pero no se puede llegar al Reino de Dios, sino es por el Camino de la Cruz. Hay otro camino, ancho y sin cruz, en el que se puede incluso hasta correr, pero este otro camino es en bajada y lleva a un oscuro lugar, donde habita el ángel que cayó del cielo. ¡Jesús, dame un gran amor por la cruz, para que la abrace y nunca reniegue de ella y así, abrazado a la Santa Cruz, yo pueda llegar hasta el Reino de Dios!
         -Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

8ª Estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén.
         G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
         R: Porque por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
         -Padrenuestro, Avemaría, Gloria.
         Reflexión: Al ver a Jesús, las mujeres de Jerusalén lloran por Él, pero Jesús les dice que más bien deben llorar por sus pecados. ¡Jesús, Jesús, dame dolor de  mis pecados, para que llorando por ellos viva siempre en tu gracia santificante y así pueda luego vivir en la alegría eterna de tu Reino celestial!

9ª Estación: Jesús cae por segunda vez.
         G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
         R: Porque por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
         Reflexión: Los pecados que hacen pesada la cruz de Jesús nacen de mi corazón. Por eso, ¡oh Jesús!, te ruego que me des un corazón nuevo, un corazón lleno de tu gracia, que sea como el tuyo, manso y humilde, para que así ame a Dios y a los hermanos con tu mismo amor, el Amor de tu Sagrado Corazón.
         -Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

10ª Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras.
         G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
         R: Porque por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
         Reflexión: Quitan a Jesús sus vestiduras y al hacerlo, arrancan jirones de su piel, abriendo sus heridas y provocando que su Sangre corra a borbotones por todo su Cuerpo lacerado. ¡Jesús, dame la gracia de la pureza, la castidad, la modestia y el pudor!
         -Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

11ª Estación: Jesús es clavado en la cruz.
         G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
         R: Porque por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
         Reflexión: Crucifican a Jesús con gruesos clavos de hierro que atraviesan sus manos y sus pies, provocándole inmensos dolores y haciendo brotar abundante Sangre. ¡Jesús, que al ver tus manos clavadas en la cruz, yo eleve mis manos para orar y para ayudar a mi prójimo, y que al ver tus pies clavados al madero, yo camine siempre detrás de Ti!
         -Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

12ª Estación: Jesús muere en la cruz.
         G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
         R: Porque por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
         Reflexión: Me arrodillo ante Ti, oh Jesús mío, y ahora que has muerto en la cruz por mi amor y por mi salvación, beso tus pies cubiertos de Sangre y digo, junto con los santos: “No me mueve, Jesús mío, para quererte, ni el cielo prometido, ni el infierno tan temido: Tú me mueves, me mueve ver tu Cuerpo, cubierto de Sangre y tan herido”, y por eso te pido, oh Jesús, que hieras mi duro corazón con el dardo de tu Amor, para que nunca jamás me separe de Ti!
         -Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

13ª Estación: Jesús es bajado de la cruz.
         G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
         R: Porque por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
         Reflexión: Al bajar a Jesús de la cruz, lo recibe la Virgen entre sus brazos y al verlo así, muerto y tan golpeado, no puede la Madre de Dios dejar de llorar, porque ha muerto el Hijo de su Amor. Madre mía, yo soy la causa de tu dolor, porque Jesús murió por mi salvación. ¡Te lo ruego, Madre del cielo, dame tu Corazón, dame tus penas, dame tus lágrimas, para que llore contigo por mis pecados y así quiera yo vivir y morir en gracia de Dios!
         -Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

14ª Estación: Jesús es llevado al sepulcro.
         G: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
         R: Porque por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
         Reflexión: Llevan el Cuerpo muerto de Jesús y lo depositan en el oscuro sepulcro, excavado en la roca, fría y dura. Mi corazón es, muchas veces, como el sepulcro: oscuro, duro y frío. ¡Madre del cielo, Virgen Santísima, que mi corazón se ilumine con la luz de Jesús resucitado, cuando lo reciba en gracia por la Comunión Eucarística!

         -Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

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