Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

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jueves, 20 de diciembre de 2012

El Adviento para Niños - 4to Domingo de Adviento - Ciclo C



         En el Evangelio de hoy, la Virgen, que está embarazada por obra del Espíritu Santo, y lleva en su panza a Jesús, que todavía no ha nacido, va a visitar a su prima, Santa Isabel, que también está embarazada.
         El Evangelio nos cuenta que, cuando la Virgen llegó y saludó a Santa Isabel, el niño que llevaba Isabel en su panza, Juan Bautista, dio un “salto de alegría”. ¿Por qué saltó de alegría el Bautista? Muchos decían que no era que había saltado de alegría, sino que lo único que había hecho era moverse en la panza de su mamá, así como se mueven los niños antes de nacer, y que no era que estaba alegre, sino que Santa Isabel, como iba a ser mamá por primera vez, y no sabía bien cómo era un embarazo, entonces ella creyó que su niño saltaba de alegría, cuando la verdad era que el niño sólo se había movido, y había dado una patadita en la panza de su mamá, como hacen muchos chicos.
         La verdad es que Juan el Bautista sí saltó de alegría, y no era que su mamá, Santa Isabel, se había confundido: Juan Bautista sí saltó de alegría, porque supo que venían la Virgen y que dentro de la Virgen, en su panza, venía Jesús. ¿Y cómo supo Juan Bautista que venían Jesús y la Virgen, si él, estando en la panza de su mamá, no podía ver a ninguno? Lo supo porque el que le avisó que venían Jesús y María, era el Espíritu Santo, y como el Espíritu Santo es el Amor y la Alegría de Dios, Juan Bautista se puso muy pero muy alegre, y así fue que dio un “salto de alegría”, estando dentro de la panza de su mamá, Isabel.
         Esto que le pasó a Juan Bautista, alegrarse porque venía Jesús traído por su Mamá, María, es muy importante para nosotros, porque en Navidad, tenemos que tener la misma alegría de Juan Bautista, y tenemos que tener tanta alegría, que tenemos que dar “saltos de alegría”, como él.
La Navidad es para nosotros una fiesta de mucha pero mucha alegría, porque la Virgen María trae a su Hijo Jesús, en su panza, y el Espíritu Santo lo hace nacer milagrosamente en Belén, ¡para que venga a salvarnos y a llevarnos al cielo! ¡No hay alegría más grande que saber que el Niño Dios nace en Belén, para que subamos con Él a la Cruz, y por la Cruz vayamos al encuentro de Dios Padre! ¡Saltemos de alegría para Navidad, como Juan Bautista, por tan hermosa noticia!

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