(Ciclo
A – 2014)
Hoy en la Iglesia celebramos una de las fiestas más hermosas
de todas las fiestas hermosas de la Iglesia, una fiesta que se llama en latín: “Corpus
Christi” y que quiere decir: “Cuerpo de Cristo”. Es la fiesta más hermosa de todas
porque se sale en procesión con la Eucaristía y la Eucaristía, aunque uno
cuando la ve parece solamente un poco de pan blanco, no es lo que parece, sino
que es el Cuerpo de Cristo, pero como Cristo está vivo, cuando decimos “el
Cuerpo de Cristo”, no es solo el “Cuerpo de Cristo” lo que está en la
Eucaristía, sino su Cuerpo, su Sangre, su Alma, su Divinidad, y su Amor, que
late en su Sagrado Corazón, que está vivo y glorioso en la Eucaristía. En la
fiesta de “Corpus Christi”, entonces, la Iglesia saca a la calle a su Rey, que
es el “Rey de reyes y Señor de señores” del cual habla el Apocalipsis (cfr. 19,
16), Cristo Jesús, el cual, al fin de los tiempos, habrá de venir en un caballo
blanco, con un manto rojo, empapado en su Sangre, a juzgar a las naciones, pero
ahora, está como escondido detrás de algo que parece pan, pero no es pan, y es
el mismo Rey de reyes y Señor de señores.
En la fiesta de “Corpus Christi” la Iglesia saca en
procesión a su Rey y Señor, Jesucristo, que ha vencido a la muerte, al demonio
y al pecado en la cruz, porque después de morir, resucitó con su Cuerpo lleno
de gloria, de luz y de vida divina, en el sepulcro, y con ese Cuerpo así
glorioso, lleno de luz y de vida divina, está en la Eucaristía, solo que oculto
a los ojos del cuerpo, pero visible a los ojos de la fe. La Iglesia, en la
fiesta de “Corpus Christi” saca con orgullo en procesión a su Rey, en la
custodia, para que todos lo adoren como a su Dios, su Rey y su Señor, porque
Jesús en la Eucaristía es Dios Todopoderoso que ha vencido de una vez para
siempre, con su sacrificio en cruz, a los enemigos de la humanidad y nos ha
abierto las puertas del cielo, su Sagrado Corazón traspasado por la lanza.
Por todo esto, la fiesta de “Corpus Christi” es la más
hermosa de todas las fiestas hermosas de la Iglesia Católica, porque sale Jesús, el Rey de reyes y Señor de señores, a derramar su Amor por las calles, escondido y oculto detrás de lo que parece un poco de pan, pero no es pan, porque es Él en Persona, con su Cuerpo, su Sangre, su Alma, su Divinidad, su Amor Eterno.
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