Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

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jueves, 16 de abril de 2015

Catecismo para Niños de Primera Comunión - Lección 1 – La señal de la Cruz

Catecismo para Niños de Primera Comunión[1]



         Lección 1 – La señal de la Cruz

         A partir del día en el que recibimos la gracia del Bautismo, los bautizados en la Iglesia Católica comenzamos a llamarnos nos llamamos “cristianos”.
         ¿Qué quiere decir “cristianos”? Cristiano quiere decir discípulo de Cristo, nuestro Maestro y Salvador.
         ¿Quién es buen cristiano? El que cree en su doctrina y la practica. No basta con ser bautizados: hay que poner por obra lo que se cree por la fe. La Virgen nos dice en el Evangelio, en las Bodas de Caná: “Hagan lo que Él les dice” (Jn 2, 1-11). Ser cristianos quiere decir creer en las palabras de Jesús y poner por obras sus palabras. También lo dice San Pablo: “Muéstrame tu fe sin obras, que yo por mis obras, te mostraré mi fe” (St 2, 18).
         ¿Por qué somos “cristianos católicos”? Porque pertenecemos a la Iglesia Católica.
         ¿Cuál es la señal del cristiano? La señal del cristiano es la Santa Cruz, porque Jesús murió en la cruz para redimirnos. Antes de Jesús, la cruz era señal de dolor, de muerte y de humillación; a partir de Jesús, la cruz es señal de victoria sobre los tres grandes enemigos del hombre: el demonio, la muerte y el pecado, porque Jesús en la cruz los venció de una vez y para siempre a los tres.
         ¿De cuántas maneras usa el cristiano la señal de la cruz? De dos maneras: signar y santiguar.
         ¿Qué es signar? Es hacer tres cruces con el dedo pulgar de la mano derecha: la primera en la frente, para que Dios no solo nos libre de los malos pensamientos, sino para que nos conceda los pensamientos santos y puros de Jesús crucificado. La segunda en la boca, para que Dios no solo nos libre de las malas palabras, sino para que nos conceda siempre palabras de paz y de bendición para con nuestros prójimos, y de alabanza y de adoración para con Él. Y la tercera en el pecho, para que Dios no solo nos libre de las malas obras y deseos, sino para que nos conceda tener siempre deseos y sentimientos santos y puros, como los que tienen los Sagrados Corazones de Jesús y de María.
         Se hace así: -“Por la señal + de la Santa Cruz (se traza la señal de la cruz en la frente); de nuestros + enemigos (se traza la señal de la cruz en los labios); líbranos Señor + Dios nuestro (se traza la señal de la cruz en el pecho). Amén”.
         ¿Qué es santiguarse? Es formar una cruz con los dedos pulgar e índice de la mano derecha y trazar a su vez una cruz invisible que va desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo hasta el derecho, invocando a la Santísima Trinidad. Se comienza en la frente, arriba, para indicar que Jesús es Dios Hijo y viene desde el cielo a salvarnos; se continúa hacia abajo, hasta el pecho, para indicar que Jesús se encarnó, es decir, vino a la tierra, para morir en la cruz; se continúa por el hombro izquierdo, pasando por el corazón, para recordarnos que Jesús nos dio todo el Amor de su Sagrado Corazón cuando fue traspasado por la lanza; se finaliza con el hombro derecho, para recordarnos que Jesús abre sus brazos en la cruz, para abrazarnos y llevarnos a todos al cielo, a la Casa de su Papá.
         Se hace así: -“En el nombre del Padre y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén”.
         ¿Cuándo usamos esta señal? Siempre que comencemos una buena obra, o cuando estemos en algún peligro, o cuando estemos en alguna necesidad, o enfrentemos una tentación; también al levantarnos, al acostarnos, al ir a la cama, al entrar a la Iglesia, antes de rezar.


Soneto a Cristo crucificado de Santa Teresa de Ávila
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

         Práctica: cuando hagas la señal de la cruz, hazla con seriedad y lentamente; muchos hacen la señal de la cruz de modo apresurado, como si tuvieran vergüenza de decir y mostrarse cristianos. A estos tales, valen las palabras de Jesús: “Al que me niegue delante de los hombres, Yo lo negaré delante de mi Padre” (Mt 10, 33).
         Palabra de Dios: “Lejos de gloriarme, si no es en la cruz de Nuestro Señor Jesucristo” (Gál 6, 14); “Me amó y se entregó a la muerte por mí” (Gál 2, 20); “El que quiera venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Mt 16, 24).
         Ejercicios bíblicos: Hch 11, 26; Jn 13, 35; Lc 23, 33; Mt 20, 17-19; 1 Cor 1, 18.



[1] Adaptado de El Catecismo ilustrado, de P. Benjamín Sánchez, Apostolado Mariano, Sevilla 3 1997.

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