(Domingo
IV – TP – Ciclo A – 2017)
En este Evangelio, Jesús utiliza la imagen de un corral, que
tiene una puerta y en donde las ovejas están seguras; además, hay un guardián o
pastor. Y aunque no lo dice, pero forman parte de esta imagen lo que está fuera
del corral y que pone en peligro la vida de las ovejas, y es el lobo, además de
las tinieblas, porque si una oveja se sale del corral y se aleja, pronto cae la
noche y los peligros para la oveja aumentan cada vez más.
¿Qué significa cada una de estas partes de la imagen? El corral,
ahí donde las ovejas están seguras porque están cuidadas por el Buen Pastor, y
donde encuentran agua y alimentos, es la Iglesia Católica; las ovejas somos
nosotros, los que hemos sido bautizados en la Iglesia Católica; la Puerta de
las ovejas es Jesús, y eso quiere decir que entramos en la Iglesia por el
Corazón de Jesús traspasado en la Cruz. Las tinieblas de la noche, que
envuelven a las ovejas que salen del corral y se alejan, son el pecado y
también el error de creer en otras religiones que no sean la Católica, o creer
en sectas, o creer en ídolos paganos, como el Gauchito Gil, la Difunta Correa,
o cosas así. El lobo que pone en peligro la vida de las ovejas, no es el lobo-animal,
sino el Lobo del Infierno, el Demonio: así como una ovejita que sale del redil
y se aleja, no tiene la más mínima oportunidad de defenderse si la ataca el
lobo, porque el lobo la destroza con sus dientes afilados, así tampoco el alma,
que sale de la Iglesia Católica, tiene la más mínima oportunidad de defenderse,
ante los embates del Lobo infernal, el Demonio. Jesús habla también de “ladrones”
que no entran por la puerta y que se quieren llevar las ovejas para venderlas:
son los malos pastores, que no les importa la salvación de las ovejas, sino
aprovecharse de sus bienes.
Esto nos enseña que dentro de la Iglesia Católica, siempre
vamos a estar a salvo, porque es como decían los Padres de la Iglesia: “Fuera
de la Iglesia no hay salvación”, fuera del redil de Jesús, no podemos
salvarnos. Por eso tenemos que pedir la gracia de la perseverancia final en la
fe y en las buenas obras, y de nunca jamás apartarnos de la Iglesia, por ningún
motivo.
Por último, hay algo que dice Jesús con respecto a las
ovejas, y es que ellas “conocen la voz” de su pastor y lo siguen, pero no
reconocen la voz del asaltante y por eso no lo siguen: esto quiere decir que
nosotros, que somos las ovejas de Jesús, debemos escuchar su Voz, para
seguirlo. ¿Y dónde está nuestro Buen Pastor, Jesús? Está en la Cruz y está en
la Eucaristía, y desde ahí, nos habla en el silencio, en lo más profundo de
nuestro ser. Entonces, para reconocer la Voz del Buen Pastor, debemos hacer
oración delante de Jesús crucificado y delante del sagrario, es decir, debemos
hacer Adoración Eucarística, y así reconoceremos siempre a Jesús. A la Virgen,
que es la Buena Pastora, le vamos a pedir que nos lleve ante el sagrario, y nos
enseñe a escuchar la Voz de Nuestro Amado Pastor Jesucristo, para que nunca nos
apartaremos de Él.
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