(Domingo
XXXIII – TO – Ciclo B – 2018)
El Evangelio nos enseña que Jesús vino por Primera Vez en
Belén, como un Niño, en forma humilde, conocido por muy pocos: solo los ángeles
y los pastores, además de su Mamá la Virgen y San José y los animalitos del
pesebre, el buey y el asno, se enteraron de que había llegado a la tierra el
Salvador de los hombres.
El Evangelio nos enseña también que Jesús va a venir por
Segunda Vez, del Día del Juicio Final, para juzgar a vivos y muertos y para
dar, a los buenos, el Cielo y a los malos, el Infierno.
¿Cuándo vendrá por Segunda Vez? Eso no lo sabemos, porque
Jesús dice que “nadie sabe la Hora, solo el Padre”. Cuando Jesús venga por
Segunda Vez, el sol se apagará y dejará de dar luz, la luna se volverá oscura,
las estrellas se caerán y los astros del cielo se conmoverán.
No sabemos cuándo vendrá Jesús por Segunda Vez, por eso es
que tenemos que estar “atentos y vigilantes”, con “las túnicas ceñidas”, es
decir, con el alma en gracia y con las “velas encendidas”, es decir, con la luz
de la fe en el alma, para esperar la Segunda Venida de Jesús. Tenemos que ser
como el servidor bueno y fiel que espera a su amo, cumpliendo sus deberes, y
está atento a su regreso.
Es verdad entonces que no sabemos cuándo vendrá Jesús por Segunda
Vez, pero el Catecismo de la Iglesia Católica nos da, en el número 675, una
pista acerca de cuándo será ese día: cuando se presente en el mundo uno que se
hará pasar por Jesús pero que no será Jesús y es el Anticristo, ésa será la
señal de que Jesús ya está pronto para venir. ¿Y cómo vamos a reconocer al
Anticristo? Porque hará dos cosas: suprimirá los Mandamientos de la Ley de
Dios, diciendo que no hace falta que los cumplamos y también suprimirá la Misa,
cambiándola por una ceremonia litúrgica vacía, que ofende a Dios, en donde no
habrá transubstanciación, es decir, en donde no se producirá el milagro de la
conversión del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Jesús. Los que
comulguen en esas ceremonias, las falsas misas, comulgarán sólo pan y no el
Cuerpo y la Sangre de Jesús, como hacemos nosotros. Entonces, cuando veamos que
hay uno que dice, dentro de la Iglesia, que no hay que cumplir con los
Mandamientos de la Ley de Dios y que la Misa va a ser cambiada, entonces
sepamos que la Segunda Venida de Jesús está cerca, muy cerca. Y para eso
tenemos que prepararnos, para encontrarnos cara a cara con Jesús, que vendrá
como Justo Juez. ¿Y cómo nos vamos a preparar para el Día del Juicio Final? Haciendo
tres cosas: evitando el pecado, viviendo en gracia y obrando la misericordia. Así,
estaremos seguros de que el Justo Juez, Cristo Jesús, nos dirá: “Siervo bueno y
fiel, pasa a gozar de tu Señor en el Reino de Dios”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario