Debido a que Su Santidad el Papa Francisco ha decidido consagrar su pontificado a Nuestra Señora de Fátima, presentaremos, Dios mediante, una serie de artículos en los que desarrollaremos las apariciones de la Virgen, acompañando las mismas con una breve reflexión, destinada a generar, incentivar y cultivar la vida espiritual y sobrenatural de los niños. Con respecto a las apariciones, hay que decir que la Virgen no se apareció inmediatamente en persona a los niños; como preparación a las
apariciones de Nuestra Señora, se les apareció primero un ángel, quien se identificó como el "Ángel
de Portugal" y "Ángel de la paz".
Al momento de las apariciones, en la Portugal rural del año 1916, era frecuente ver a los niños llevando a sus rebaños a pastorear. Esto es lo
que los niños de las familias Marto y Santos estaban haciendo cuando se les apareció el ángel.
Casi siempre eran Lucía Santos, Francisco Marto y su hermana Jacinta, los que
con gusto tomaban esta responsabilidad agradecidos por la oportunidad de jugar al aire libre mientras las ovejas pastoreaban en silencio. Los pastorcitos solían llevar a pequeños grupos de ovejas a pastorear en parcelas pertenecientes a
sus padres en diferentes partes de la sierra, el altiplano en el que se
encontraba el pueblito de Fátima (donde se encontraba la Iglesia parroquial) y
Aljustrel (donde vivían los niños). Dos miradores favoritos eran las colinas
que miraban a Aljustrel, cerca de un campo llamado Loca do Cabeco (Lugar de la
Cabeza) y la Cova da Iria (Enseñada de Irene) a poca distancia de Fátima.
En estos lugares ocurrieron las apariciones que cambiarían el curso de la vida de estos niños y anunciarían eventos futuros que involucrarían a toda la humanidad.
En estos lugares ocurrieron las apariciones que cambiarían el curso de la vida de estos niños y anunciarían eventos futuros que involucrarían a toda la humanidad.
La
primera aparición del Ángel
En la primavera de 1916 Lucía,
Francisco y Jacinta tuvieron su primer encuentro con un ángel de Dios.
En sus memorias, compuestas bajo obediencia a su obispo, Lucía nos
cuenta sobre esa primera aparición: “Fuimos esa vez a la propiedad de mis
padres, que está abajo del Cabeco, mirando hacia el este. Se llama Chousa
Velha. Como a mitad de mañana comenzó a lloviznar y subimos la colina, seguidos
de las ovejas, en busca de una roca que nos protegiera. Así fue como entramos
por primera vez en el lugar santo. Está en la mitad de una arboleda de olivos
que pertenece a mi padrino, Anastasio. Desde allí uno puede ver la aldea donde
yo nací, la casa de mi padre y también Casa Velha y Eira da Pedra. La "Arboleda
de los obispos", que en realidad pertenece a varias personas, se extiende hasta
estos lugares. Pasamos el día allí, a pesar que la lluvia había finalizado y el sol
brillaba en el cielo azul. Comimos nuestros almuerzos y comenzamos a rezar el
rosario. Después de eso comenzamos a jugar un juego con guijarros. Pasaron tan
solo unos segundos cuando un fuerte viento comenzó a mover los árboles y
miramos hacia arriba para ver lo que estaba pasando, ya que era un día calmo, sin brisa. Luego comenzamos a ver, a la distancia, sobre los árboles que se
extendían hacia el este, una luz más blanca que la nieve con la forma de un
joven, algo transparente, tan brillante como un cristal en los rallos del sol.
Al acercarse pudimos ver sus rasgos. Nos quedamos asombrados y absortos y no
nos dijimos nada el uno al otro.
Luego él dijo: “No tengan miedo.
Soy el ángel de la paz. Oren conmigo”. Él se arrodilló, inclinando su rostro
hasta el suelo. Con un impulso sobrenatural hicimos lo mismo, repitiendo las
palabras que le oímos decir: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te
amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te
aman”. Después de repetir esta oración tres veces el ángel se incorporó y
nos dijo: “Oren de esta forma. Los corazones de Jesús y María están atentos a
vuestras súplicas”.
Y desapareció. Nos dejó en una
atmósfera de lo sobrenatural que era tan intensa que estuvimos por largo rato
sin darnos cuenta de nuestra propia existencia. La presencia de Dios era tan
poderosa e íntima que aún entre nosotros mismo no podíamos hablar. Al día
siguiente, continuaba esta atmósfera, y fue disminuyendo gradualmente hasta desaparecer. Ninguno de nosotros pensó en hablar de esta aparición o hacer
ningún tipo de promesa en secreto. Las palabras del ángel impactaron tan profundamente en nuestras mentes que nunca
las olvidamos, hasta el punto en que pasábamos largos ratos de rodillas
repitiéndolas, a veces hasta que nos caíamos exhaustos”.
Sentido espiritual y sobrenatural de la primera aparición
del ángel
-Se aparece a los niños, y no a
adultos, y esto significa dos cosas: que todo el contenido del mensaje se debe
apreciar con el espíritu de un niño, es decir, la sencillez y la inocencia, recordando
las palabras de Jesús: “El que no se haga como niño no entrará en el Reino de
los cielos”. Quiere decir no cuestionar con razonamientos humanos y
tendenciosos el contenido del mensaje, así como un niño pequeño no cuestiona lo
que su madre le dice. El otro motivo por el que se aparece a los niños es que
el contenido del mensaje no debe ser ocultado a nadie, ni siquiera a los niños
pequeños. Se habla de penitencia, de ayuno, de oración, de infierno, de
conversión, y la que lo hace es principalmente la Virgen, quien incluso muestra
a los niños y les hace sentir de cerca la experiencia del infierno. No se deben
ocultar estas cosas a nadie, y menos a los niños.
-Antes de la Virgen, se aparece un
ángel de luz, como preparación a las apariciones de la Virgen. Los ángeles de
luz son diferentes a los ángeles de la oscuridad: se los distingue porque
siempre traen paz al corazón, además de conducirnos siempre a Dios y aumentar
nuestro amor a Jesús y María, dejándonos el deseo de hacer oración. Lo contrario
sucede con los ángeles de la oscuridad, los ángeles caídos, los demonios.
-Cuando se les aparece a los niños, les enseña una oración que expresa el amor y la adoración a Dios. Por su parte, los niños han hecho bien todo lo que tenían que hacer; es decir, cuidar las ovejas, rezar el Rosario y jugar. Quiere decir que en todo momento se debe elevar el
alma a Dios, aun en medio de las tareas cotidianas. Además, el Ángel se aparece a los niños que cumplen su deber de estado: ayudar en las tareas del hogar y de la familia -cuidan las ovejas-, rezar -están rezando el Rosario- y jugar -cuando se aparece el Ángel, están jugando "con guijarros".
-Se identifica como "Ángel de Portugal", lo cual quiere decir que toda Nación -y también toda familia y todo grupo humano y toda sociedad humana- tiene un ángel, al cual hay que rezarle con devoción y con frecuencia.
-Se identifica también como "Ángel de la paz", lo cual quiere decir que nos transmite la paz de Dios, la paz de Jesús, que no es la paz del mundo, sino la verdadera paz, la paz que nace del perdón que Cristo nos da desde la Cruz, y que es la paz que debemos transmitir a nuestros hermanos.
-Siendo él un ángel de luz, y por lo
tanto lleno de gracia y de amor, se postra con la frente en la tierra para
adorar a Dios, en señal de humillación ante la majestad divina. Nos enseña a
amar y adorar a Dios, ante quien únicamente el hombre debe postrarse en
adoración. Una señal externa del amor y de la adoración externa es recibir la
comunión de rodillas. Los ángeles de la oscuridad son soberbios y no aman a Dios,
y por eso no se postran ante Él. Un santo vio al demonio con las rodillas para
atrás, indicando que por su soberbia no se puede arrodillar ante Dios. Arrodillarse
ante Jesús Eucaristía es una muestra de amor y adoración externa, que
complementa el amor y la adoración interna que se tributa con el alma y el
corazón.
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