(Domingo
XII – TO – Ciclo C – 2016)
Jesús
les pregunta a sus amigos qué es lo que la gente dice de Él (cfr. Lc 9, 18-27) y sus amigos le
dicen que la gente cree que Él es el Bautista; otros, dicen que Él es Elías;
otros, dicen que es un profeta. Es decir, la gente no sabe quién es Jesús.
Después
Jesús les pregunta a ellos, quién piensan que es Él, y el que responde es
Pedro: “Tú eres el Mesías”. Mesías significa “Ungido”, porque era costumbre de
los hebreos ungir con aceites perfumados a los reyes cuando se los proclamaba. Jesús es el Mesías, “Ungido”, pero no con aceite, sino con el Espíritu Santo. Sólo Pedro sabe que
Jesús es el Mesías ungido por el Espíritu Santo -porque es el Hijo de Dios, “metido”
en un cuerpo y alma humanos-, y esto lo sabe Pedro, porque está iluminado por el
Espíritu Santo.
Ahora
bien, ese mismo Jesús, que es Mesías y es Dios, está en la Eucaristía,
invisible. En la Eucaristía está el Hijo de Dios, Jesús, el Mesías y Salvador
de los hombres. Y Jesús también nos pregunta a nosotros, desde la Eucaristía: “¿Quién
dicen ustedes, que Soy Yo en la Eucaristía?”. Y nosotros, junto con Pedro, le
decimos: “Jesús, Tú en la Eucaristía eres el Dios Mesías y porque Tú, querido Jesús
Eucaristía, eres nuestro Dios y Salvador, te pedimos que hagas que tu Mamá, la Virgen María, nos
ayude a llevar nuestra cruz en esta vida, para así después vivir contigo, en el
cielo, para siempre”.
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