(Ciclo A - 2013/13)
En este Evangelio, Juan Bautista nos dice que en el tiempo
de Adviento, antes de Navidad, debemos “preparar los caminos y allanar los
senderos”.
¿Qué
quiere decir Juan Bautista? Nos quiere decir que tenemos que hacer como cuando
alguien se pone en el trabajo de enderezar un camino y dejarlo todo derechito y
plano, porque el corazón del hombre es como un camino lleno de curvas y de
subidas y bajadas.
El
camino lleno de curvas y de pendientes, subidas y bajadas, es nuestro corazón,
porque así como un camino con curvas primero dobla para un lado y después dobla
para otro, así es nuestro corazón, que primero quiere una cosa y después quiere
otra: primero quiere portarse bien pero al rato hace algo que no está bien. El profeta
Jeremías dice: “Más engañoso que todo, es el corazón” (17, 9), y Jesús dice en
el Evangelio: “Es del corazón del hombre de donde salen toda clase de cosas
malas” (Mc 7, 21).
El
corazón es también como un camino con subidas y bajadas, porque en un momento
queremos a Dios y deseamos las cosas del cielo –y eso sería un camino en
subida- y queremos ser los más santos del mundo, y en otro momento queremos las
cosas de la tierra, sin importarnos el cielo –eso sería un camino en bajada-.
Es
por esto que Juan el Bautista nos dice que tenemos que “preparar los caminos y
allanar los senderos”, para que el camino sea recto y sin subidas y bajadas. ¿Por
qué? Porque ya viene caminando, con paso lento pero firme, el burrito que trae
a la Virgen y al Niño Dios, que viene dentro de la panza de la Virgen porque
todavía no nació. Si el burrito encuentra un camino con muchas curvas y con
muchas subidas y bajadas, no va a poder llegar para Navidad, y nos vamos a
quedar sin el Niño Dios. Es decir, si nuestro corazón es orgulloso, caprichoso,
egoísta, desobediente y perezoso, el Niño Dios no va a poder nacer. Pero si el burrito
encuentra un camino todo derechito, sin subidas y bajadas, es decir, si nuestro
corazón es humilde y está lleno de la gracia de Dios, entonces sí va a poder
nacer el Niño Dios en él, y nos va a llenar de su luz, de su paz, de su Amor, y
esa es la verdadera Navidad.
¿Cómo hacer para que nuestro corazón sea como un camino todo derechito y liso? Con la penitencia, la oración y las buenas obras.
Para
que el Niño Dios nazca en nuestros corazones en Navidad, es que Juan Bautista
nos dice que en Adviento debemos “preparar los caminos y allanar los senderos”.
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