Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

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sábado, 14 de marzo de 2015

El Evangelio para Niños: Moisés levantó en alto la serpiente, el sacerdote levanta en alto la Hostia


(Domingo IV – TC – Ciclo B - 2015)

         En el Evangelio de este Domingo (cfr. Jn 3, 14-21), Jesús nos hace acordar de una vez que en el Antiguo Testamento, el Pueblo Elegido tenía que pasar por el desierto para llegar a Jerusalén y le aparecieron muchas víboras venenosas que los mordían a los judíos; entonces Dios le dijo a Moisés que fabricara una serpiente de bronce y que la pusiera en un palo y la levantara bien alto y que hiciera que la miraran todos los que habían sido mordidos por las serpientes venenosas, para que se curaran, y así sucedió.
         ¿Por qué Jesús nos hace acordar esto que pasó hace mucho en el desierto?
         Porque ahí estábamos representados nosotros: los católicos somos el Nuevo Pueblo Elegido; el desierto es esta vida; la Jerusalén a la que vamos, no es la de la tierra, sino la del cielo; las serpientes que atacaban a los judíos, son los demonios; el veneno de las serpientes, es el pecado; el veneno les producía la muerte del cuerpo a los judíos, a nosotros el pecado nos produce la muerte del alma, porque nos quita la vida de la gracia; Moisés, representaba a Dios Padre, pero también representa al sacerdote ministerial. Pero falta una cosa: ¿qué representa la serpiente de bronce? Representa a Jesús en la cruz, porque así lo dice el mismo Jesús: “Así como Moisés levantó la serpiente, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que el cree en él, tenga vida eterna”. Los judíos, cuando miraban la serpiente de bronce de Moisés, quedaban curados, porque por un milagro, recibían la curación que venía de Dios; nosotros, cuando nos arrodillamos delante de Jesús crucificado, recibimos su Vida eterna, porque Él la da a quien lo ama y deja que su Sangre le quite sus pecados, porque Él es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo.

Y como en la Misa, Jesús hace lo mismo que hizo en la cruz, cuando el sacerdote eleva la Eucaristía, eleva a Jesús, y eso quiere decir que, cuando miramos la Eucaristía y la adoramos, es decir, la amamos con toda la fuerza del amor de nuestros corazones, entonces recibimos la Vida eterna que sale del Corazón de Jesús, así como el agua cristalina sale de la fuente.

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