Primer Misterio de
Gozo: La Anunciación del Ángel a
María Virgen. El Arcángel San Gabriel le anuncia a la Virgen que será Madre
de Dios. María seguirá siendo Virgen porque el fruto concebido es obra del
Espíritu Santo y no del hombre. Con su “Sí” a la voluntad del Padre, la Virgen
se convierte en el sagrario viviente que aloja en su seno purísimo el Cuerpo,
la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. ¡Nuestra Señora de la Eucaristía, ayúdanos
para que nuestros corazones, purificados por la gracia, reciban con fe y con
amor a Jesús Eucaristía!
Segundo Misterio de
Gozo: La Visitación de María
Santísima a su prima Santa Isabel. La Virgen, que ya está encinta, emprende
un largo viaje para visitar y asistir a su prima Santa Isabel, también encinta
y de edad. Ante la llegada de la Virgen, Juan el Bautista salta de alegría en
el seno de Santa Isabel y ella misma se alegra por la visita de María. Lo que
sucede es que, cuando llega la Virgen, llega siempre Jesús, que es Alegría
infinita. ¡Nuestra Señora de la
Eucaristía, que nuestra única alegría sea tu Hijo, Jesús Eucaristía!
Tercer Misterio de
Gozo: El Nacimiento de Nuestro Señor
en un humilde portal de Belén. Al no encontrar lugar en las ricas y ruidosas
posadas, San José y la Virgen deben dirigirse al Portal de Belén, que es pobre
y oscuro, pues es un refugio de animales. Cuando nace Jesús, el Portal se
ilumina con la luz de la gloria de Dios, que brota del Cuerpo del Niño Jesús. ¡Nuestra Señora de la Eucaristía, nuestro
corazón es pobre y oscuro cuando está sin Dios y su gracia; haz que se ilumine
con la luz de Jesús Eucaristía!
Cuarto
Misterio de Gozo: La
Presentación de Nuestro Señor en el templo. La Virgen y San José llevan al
Niño Jesús al templo, para ofrecerlo al Señor, tal como lo establecía la ley. ¡Virgen María, Nuestra Señora de la
Eucaristía, llévanos entre tus brazos y preséntanos ante tu Hijo Jesús en la
Eucaristía, nuestro Dios y Señor!
Quinto
Misterio de Gozo: Nuestro
Señor, perdido y hallado en el templo, entre los doctores de la Ley. La Virgen
y San José regresan a su hogar luego de estar en Jerusalén, pero como regresan
por separado, no se dan cuenta de que el Niño Jesús no está con ellos. Luego de
buscarlo por tres días, lo encuentran en el Templo, respondiendo a las
preguntas de los doctores de la ley, con su sabiduría divina. Muchas veces nos
sucede que perdemos de vista a Jesús, sin darnos cuenta de que Él está todos
los días con nosotros, hasta el fin del mundo, en el sagrario. ¡Nuestra Señora de la Eucaristía, si en
algún momento perdemos de vista a Jesús, tómanos de la mano y condúcenos hacia
la morada donde habita Jesús Eucaristía, el sagrario!
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