Primer Misterio de Luz: el Bautismo de Jesús en el Jordán. Jesús
es Dios y por eso no tiene pecado; Él es el Cordero Inmaculado y la Fuente de
la santidad. En el momento del bautismo, el cielo se abre, se oye la voz del
Padre que lo proclama Hijo predilecto y el Espíritu desciende sobre Él. Cuando
fuimos bautizados, se nos quitó la mancha del pecado original y el Espíritu de
Dios nos convirtió en hijos adoptivos de Dios Padre. ¡Madre del cielo, ayúdame a dar gracias, todos los días, por haber sido
adoptados como hijos de Dios y por tener como nuestro Hermano a tu Hijo Jesús!
Un Padre Nuestro, Diez Avemarías, Un
Gloria.
Segundo Misterio de Luz: las Bodas de Caná. Los esposos se
habían quedado sin vino y aunque Jesús no quería hacer el milagro, finalmente terminó
convirtiendo el agua en vino exquisito, gracias a la intervención de la Virgen María.
¡Nuestra Señora de la Eucaristía, pídele
a Jesús que nuestros corazones sean como las tinajas de las Bodas de Caná, para
que luego de ser repletas con el agua de vida, la gracia santificante, nuestros
corazones reciban la Sangre del Cordero!
Un Padre Nuestro, Diez Avemarías, un
Gloria.
Tercer Misterio de Luz: la predicación del Reino y el llamado a la
conversión. Jesús anuncia que el Reino de Dios está cerca y que para
poder entrar en él, debemos convertir nuestros corazones, es decir, despegarlos
de la tierra y elevarlos al Sol de justicia, Jesús Eucaristía. Lo que nuestros
corazones necesitan es una conversión eucarística. ¡Nuestra Señora de la Eucaristía, haz que nuestros corazones se
conviertan a tu Hijo Jesús, vivo y glorioso en la Eucaristía!
Un Padre Nuestro, Diez Avemarías, Un
Gloria.
Cuarto Misterio de Luz: la Transfiguración en el Monte Tabor. En
el Monte Tabor, Jesús resplandece con la luz de la gloria eterna que le
pertenece desde la eternidad, por ser Hijo de Dios. En el Calvario, se cubrirá,
no con luz, sino con su propia Sangre, para lavar nuestros pecados y
concedernos la gracia santificante. ¡Nuestra
Señora de la Eucaristía, ayúdanos a que deseemos confesarnos con frecuencia, para
vivir en gracia de Dios, evitar el pecado y recibir a Jesús glorioso en la
Eucaristía!
Un Padre Nuestro, Diez Avemarías,
Un Gloria.
Quinto Misterio de Luz: la Institución de la Eucaristía. En la
Última Cena, que es también la Primera Misa, Jesús nos deja su Cuerpo y su Sangre
en la Eucaristía, para que al recibirlo por la comunión, nuestros corazones se
llenen del Amor de Dios, el Espíritu Santo. Comulgar es recibir, junto con el
Cuerpo y la Sangre de Jesús, al Amor de Dios, el Espíritu Santo. ¡Nuestra Señora de la Eucaristía, intercede
para que cada día aumenten más nuestra fe y nuestro amor al Dios de la
Eucaristía, tu Hijo Jesús!
Un Padre Nuestro, Diez Avemarías,
Un Gloria.
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