Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

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sábado, 29 de agosto de 2015

El Evangelio para Niños: “Jesús les dice a los que van a la Iglesia que se han olvidado los Mandamientos de Dios”


(Domingo XXII – TO – Ciclo B – 2015)

En este Evangelio, Jesús les dice a los que van a la Iglesia –que en su tiempo se llamaban “escribas” y “fariseos”- que se han olvidado de los Mandamientos de Dios. Les dice también que, en vez de cumplir los Mandamientos de Dios, cumplen los mandamientos de los hombres: “Dejan de lado el Mandamiento de Dios, para seguir la tradición de los hombres” (cfr. Mc 7, 1-8. 14-15. 21-23).
Es decir, Jesús les dice, a los escribas y fariseos, que iban todos los días al templo, que estudiaban la Biblia y la sabían casi toda de memoria, que vestían con hábitos religiosos, que a pesar de todo esto, se han “olvidado” –“han dejado de lado”- el Mandamiento de Dios.
¿Cuál es el “Mandamiento de Dios que los escribas y fariseos han olvidado?
El primer Mandamiento de la Ley de Dios, que es el más importante, porque el que los cumple, cumple con toda la Ley, es el que manda a amar por tres veces: a Dios, al hombre y a uno mismo: “Amarás a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”. Es un mandamiento hermoso, que nos manda, no una, sino tres veces, amar: a Dios, al prójimo y uno mismo.
Pero este mandamiento no nos manda a amar con cualquier amor; no nos manda amar con el amor de nuestro corazón, que es muy pobre, muy pequeño y muchas veces también, egoísta: Jesús nos manda amar con el Amor de su Sagrado Corazón, porque sólo con ese Amor –que es el Fuego de Amor que envuelve su Sagrado Corazón- podremos amar a Dios, al prójimo y a nosotros mismos.
Si no tenemos ese Amor en nuestro corazón, entonces somos como los escribas y fariseos: venimos a la Iglesia, pero nos olvidamos del Primer Mandamiento, el Mandamiento más importante, el Mandamiento del Amor.
¿Y dónde obtenemos ese Amor de Jesús? Lo obtenemos en donde está Jesús: en la Cruz y en la Eucaristía. Cuanto más acudamos a Jesús en la Cruz y cuanto más vayamos a visitarlo en el sagrario, más Amor vamos a recibir de Jesús y más Amor vamos a tener para poder cumplir el Primer Mandamiento.

Los escribas y los fariseos, a pesar de que estaban todo el día en la Iglesia, se habían olvidado del Amor de Dios y por eso eran duros de corazón; sino queremos ser como ellos, entonces vayamos siempre a arrodillarnos a los pies de Jesús crucificado y a Jesús en el sagrario, para tener siempre en la mente el Primer Mandamiento, y en el corazón, el Amor de Dios necesario para poder cumplirlo.

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