Antes de la Adoración propiamente dicha: se enseña a hacer la
genuflexión: la rodilla debe tocar el suelo, la vista debe estar fija en el
Sagrario.
Se explica anteriormente a la visita, a los niños y a
los adolescentes, que estamos delante de Jesús, y que por lo tanto, se debe
tener una actitud de respeto y de silencio.
Vamos a hablar interiormente con Jesús; con los
amigos, se puede hablar una vez que salgamos del Oratorio.
La adoración será de un máximo de veinte minutos. Debe
haber un guía.
Inicio de la Adoración
Canto Eucarístico: Oh Buen Jesús,
yo creo firmemente.
Oración Introductoria: Nos encontramos ante la Presencia Real de Jesús.
Dejemos de lado toda otra cosa, para no distraernos.
Guía:
Oración de los Pastorcitos de Fátima: “Dios
mío, yo creo, espero, Te adoro y Te amo; Te pido perdón por los que no creen,
ni esperan, ni Te adoran ni Te aman”. (Se dice esta oración de forma pausada,
por tres veces, con breve silencio entre ellas). Breve silencio al finalizar.
Guía: Señor Jesús, Rey del cielo, vengo
a visitarte.
No te veo, pero sé que estás
escondido en la
Eucaristía.
Vengo a decirte que te quiero mucho,
y que te amo con todo el corazón.
Sé que muchas veces no me porto bien,
Pero desde ahora te prometo que voy a
ser cada vez más bueno.
En esta adoración, Jesús, quiero
pedirte que me ayudes a ser un niño santo, y para eso recordaré junto contigo
cuando Tú eras niño como yo.
Querido
Jesús Eucaristía, queremos hacerte el regalo de nuestra niñez, ya que Tú
también fuiste Niño, cuando vivías aquí en la tierra con tu Mamá, la Virgen, y San José. Así
como fuiste protegido por ellos, también nosotros queremos que nos protejan, y
nos enseñen a ser cada día más buenos, para crecer “en gracia y santidad”, como
Tú.
Querido Jesús Eucaristía, queremos
ser como Tú, cuando eras Niño; queremos aprender de tu infancia; queremos
aprender a amar a nuestros papás y mamás como Tú los amabas. Queremos que nos
enseñes a ser como eras Tú cuando tenías nuestra edad; queremos obedecer a
nuestros padres, como Tú les obedecías; queremos respetarlos, honrarlos y
amarlos, como Tú, Divino Niño, los respetabas, honrabas y amabas.
Querido
Jesús Eucaristía, cuando eras Niño, sufriste mucho por nosotros, y ya desde
antes de ser un bebé en brazos de Tu Mamá, la Virgen, ofreciste tu infancia a Dios para
salvarnos. ¡Ayúdanos con tu luz y tu amor, para que nosotros sepamos ofrecer
sacrificios y mortificaciones para la salvación de las almas!
Querido
Jesús Eucaristía, cuando eras Niño, no tenías todas las comodidades que tenemos
nosotros ahora, y además pasaste hambre y frío en muchas oportunidades, como
cuando tuviste que huir de Herodes, que no quería que fueras rey. Tú, que
siendo Niño te sacrificaste por nuestra salvación, ¡ayúdanos a ofrecer
sacrificios, para la salvación de los pecadores! Haz que sepamos ofrecerte el
sacrificio de privarnos de cosas buenas, para que todos se salven. Ven, Divino
Niño Jesús, y haz que nuestra infancia transcurra en tu paz y en tu amor.
Querido
Jesús Eucaristía, que cuando tenías doce años te quedaste en el templo para
ocuparte de las cosas de Dios Padre, haz que también nosotros, como niños
adoradores de Tu Presencia Eucarística, seamos capaces de rezar mucho, como lo
hacías Tú, y de ocuparnos más de las cosas de Dios y menos de las cosas del
mundo.
Querido
Jesús Eucaristía, que cuando fuiste adolescente, aprendiste el oficio de
carpintero que te enseñó tu padre adoptivo, San José, y ayudaste en los quehaceres
de la casa a Tu Mamá, la Virgen María,
ayúdanos para que demostremos amor a nuestros padres, ayudándolos en todo lo
que podamos, de buena gana y sin que nos tengan que pedir con insistencia.
Querido
Jesús Eucaristía, que como Niño alegraste las vidas de tu Mamá y de tu papá San
José, haz que también nosotros, buscando de ser santos, seamos también la
alegría de nuestros padres, de nuestros hermanos, y de todos los que nos
rodean.
Querido
Jesús Eucaristía, que desde Niño muy pequeño añorabas ser grande para algún día
subir a la Cruz
y así poder salvarnos, haz que también nosotros deseemos subir a la Cruz, para unirnos a Ti en tu
sacrificio salvador.
Oración en silencio por espacio de tres
a cinco minutos. Antes de comenzar esta oración en silencio, el Guía explica a
los niños que ahora tienen tiempo para hablar a Jesús con el corazón, que deben
concentrarse en qué es lo que quieren decirle a Jesús.
Les explica el Guía a los
niños que pueden pedir por sus papás, por sus hermanos, por sus seres queridos,
por sus amigos.
Guía: Pasados los cinco minutos, retoma
el Guía, recitando nuevamente la oración de adoración de los Pastorcitos de
Fátima: “Dios mío, yo creo, espero, Te adoro, y Te amo. Te pido perdón por los
que no creen, ni esperan, ni Te adoran, ni Te aman”.
Guía: Jesús, Dios de la Eucaristía, Dios del
Amor, de la luz y de la paz,
Me despido hasta la próxima visita.
Te dejo mi corazón junto al Sagrario,
Para que lo cuides de todo mal.
Te adoro con toda mi alma.
Querido Jesús Eucaristía,
Nunca dejes que me aparte de Ti.
Querido Jesús Eucaristía, Divino Niño
Jesús, acepta el don que te hago de mi infancia, y ayúdame a amar a Dios y a
todo el mundo, con tu mismo Amor.
Guía: recita nuevamente la oración de
adoración de los Pastorcitos de Fátima: “Dios mío, yo creo, espero, Te adoro, y
Te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni Te adoran, ni Te
aman”.
Nuestra Señora de la Caridad, Tú que llevaste a
Jesús dentro tuyo, como si fueras un Sagrario, te pido que me enseñes a amar a
Jesús Eucaristía como Tú lo amas.
Señal de la
cruz.
Canto Eucarístico de salida. Te adoramos, Hostia divina.
GRACIAS PADRE ALVARO POR ESTA HORA SANTA TAN VALIOSA PARA NOSOTROS LOS NIÑOS: CORO DE NIÑOS "NOTITAS DE FE" ZACATECAS, ZAC. MEXICO.
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