Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

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jueves, 1 de diciembre de 2011

MARÍA MAESTRA DEL CIELO NOS ENSEÑA EL LIBRO DE LA CRUZ





(Homilía de fin de ciclo lectivo para los niños de Primaria del Colegio de la Divina Misericordia, Yerba Buena, Tucumán)




A lo largo del año lectivo, hemos aprendido muchas cosas necesarias y buenas. Las maestras nos han enseñado, a través de los libros, cosas que antes no sabíamos, y que ahora sabemos, cosas que nos serán muy útiles para la vida de todos los días y también para el futuro. Antes, al comenzar el año, no sabíamos; ahora, al finalizar el año, y gracias a las maestras y a sus libros, hemos adquirido conocimientos nuevos; "sabemos" de lengua, matemática, geografía, etc. Podemos decir que tenemos más sabiduría que al principio, y por eso les estamos muy agradecidos a nuestras maestras y también a la escuela.
Pero la escuela no es el único lugar en donde hay maestras que enseñan sabiduría con libros: hay otra escuela, otra maestra, una maestra muy especial, que también nos enseña cosas muy útiles para la vida, con un libro muy especial.
Esa otra escuela no tiene paredes materiales como esta a la que asistimos todos los días, porque esa escuela está dentro del alma, en el corazón.
La maestra que enseña allí no es una maestra como las de la tierra: es una maestra que viene del Cielo, y es la Virgen María, que nos da sus lecciones en secreto y en silencio, y lo que Ella enseña, lo sabe sólo Ella y el Espíritu Santo.
Como toda buena maestra, que siempre tiene un buen libro para enseñar, María, Maestra del Cielo nos enseña también con un libro muy especial, el Libro de la Cruz. La Virgen María nos hace entrar en esa escuela que es el alma, y en el silencio nos muestra el Libro de la Cruz, y nos enseña a leer en ese libro sagrado que es su Hijo Jesús Crucificado.
¿Qué cosas leemos y aprendemos de Jesús en la Cruz?
Nos lo dice nuestra Maestra del Cielo, María: "Aprendan de mi Hijo, que es manso y humilde de Corazón. A pesar de todos los golpes recibidos, mi Hijo jamás se enojó con ninguno, y a pesar de ser Dios omnipotente, se humilló a sí mismo hasta la muerte de Cruz, la muerte más humillante de todas. Aprendan de Él a ser mansos y humildes de corazón, y rechacen todo enojo, toda pendencia, toda ira, toda maldad, que nacen del orgullo y la soberbia. Aprendan de Él y hagan sus corazones como el de Mi Hijo, manso y humilde, porque los corazones malos, violentos y orgullosos, los corazones de lobos, no entrarán nunca en el cielo".
"Aprendan de Mi Hijo, que en la Cruz es pobre, porque no posee ningún bien material, y las pocas cosas materiales que tiene, la corona de espinas que hiere su Cabeza, los clavos de hierro que traspasan sus manos y sus pies, la Cruz de madera que lo sostiene con los brazos abiertos, todos esos bienes materiales, no son suyos, sino de su Padre Dios, que se los presta para que pueda morir en Cruz y salvarlos a todos ustedes. Aprendan de la pobreza de la cruz, para no ser codiciosos, ni envidiosos, ni avaros, deseando sólo y únicamente los bienes materiales necesarios para llegar al cielo, y deseando acumular tesoros espirituales de bondad y amor en el cielo".
"Aprendan de Mi Hijo a ser generosos, dando al prójimo amor y perdón, porque Él en la Cruz nos todo el infinito Amor de su Sagrado Corazón, y todo el perdón infinito de Dios Padre. Sean como Él, que no es mezquino, porque a nadie que se le acerque con corazón arrepentido, le niega su Amor y perdón. Aprendan de Él, y amen a sus prójimos, y perdonen de corazón a sus enemigos, porque los que no perdonan y no aman, nunca entrarán en el Reino de los Cielos. Aprendan de la generosidad de Mi Hijo, que da su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad, y también me da a Mí, que soy su Madre, para que sea Madre de ustedes, para que los ame con mi Corazón Inmaculado y a todos lleve al Cielo".
Así nos enseña esta Madre amorosa, María, la Maestra del Cielo, haciéndonos leer en ese Libro Sagrado que es la Cruz de Jesús. Y como todas las maestras, no nos deja salir al recreo hasta que no aprendamos de memoria la lección, aunque más que de memoria, María Madre y Maestra quiere que aprendamos sus lecciones con el corazón.
Por último, y como toda buena maestra, María nos da tarea para la casa, aunque a diferencia de las tareas de la escuela de la tierra, a las que algunas veces no tenemos ganas de hacerla, esta tarea es la más hermosa de todas: María nos manda que leamos el Libro de la Cruz todos los días; todavía más, Ella quiere que llevemos ese libro sagrado a todas partes, y que a cada momento miremos a su Hijo Jesús crucificado para que así, de tanto mirar la Cruz, de tanto repetir la lección, podamos aprender algo.
Y cuando aprendamos la lección, es decir, cuando aprendamos a ser como Jesús en la Cruz, ahí la Virgen nos hará pasar de grado y nos dará el diploma que dura para siempre: nos hará entrar en el Reino de los Cielos.

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