Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

sábado, 13 de julio de 2013

El Evangelio para Niños: La parábola del Buen Samaritano


(Domingo XV – TO – Ciclo C – 2013)
         En este Evangelio, un señor que sabía mucho de religión –y por eso lo llamaban “doctor de la ley”- le pregunta a Jesús qué es lo que hay que hacer para entrar en la vida eterna. Jesús le responde con una parábola, la parábola del Buen Samaritano. En esta parábola, un hombre que va caminando un día por ahí, es golpeado por unos ladrones, que lo dejan tirado en el suelo. Al rato, pasa un levita –era de los que estaban encargados de la sacristía, podríamos decir-; lo mira, pero no lo ayuda y sigue de largo; después, pasó un sacerdote, que también lo miró, pero tampoco lo ayudó, y lo dejó tirado. Finalmente, pasó un samaritano, y éste sí lo ayudó: le lavó las heridas, le puso aceite –porque el aceite calma el dolor-, lo cargó sobre sus hombros, lo puso en su caballo, y lo llevó a una posada, donde lo siguió curando. Al otro día, le pagó por adelantado al posadero y le dijo que lo atendiera, le diera de comer y que le prepare una habitación, que él iba a pagar toda la cuenta cuando volviera.
         Con esta parábola, Jesús le responde al doctor de la ley su pregunta acerca de qué cosas había que hacer para ganar la vida eterna: Jesús nos enseña que no hay que ir a la luna, ni subir una montaña, ni caminar miles de kilómetros: hay que ayudar a nuestros hermanos más necesitados, así como el Buen Samaritano lo hizo con el hombre herido del camino.
En la parábola, los personajes representan las cosas del cielo: el Buen Samaritano es Jesús, que con su sacrificio en Cruz nos cura nuestras heridas del alma con el aceite de su gracia y con su Amor; el hombre herido somos nosotros, caídos por el pecado original; los asaltantes del camino son los demonios, que pueden golpear a los hombres, como le pasaba al Padre Pío: el demonio lo atacaba y le daba muchos golpes, porque estaba muy enojado con él, porque le tendía muchas trampas, pero no podía nunca hacerlo pecar; los que pasan de largo y no ayudan, son los que en la Iglesia rezan pero son malos con sus hermanos; el posadero y la posada, son la Iglesia, que nos cura con los sacramentos.
En la parábola, Jesús le dice al doctor de la ley que para ganar la vida eterna, tiene que tener compasión de su prójimo más necesitado. Si nosotros le preguntamos a Jesús qué tenemos que hacer para ganar la vida eterna, Jesús nos dice: “Si quieres ganar la vida eterna, si quieres ir al cielo para ser feliz para siempre, haz lo mismo que el Buen Samaritano: ten compasión de los más necesitados”.

         

No hay comentarios:

Publicar un comentario