Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

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jueves, 1 de septiembre de 2016

El Santo Rosario meditado para Niños: Misterios Dolorosos


         1er Misterio de dolor: la oración de Jesús en el Huerto de los Olivos. Jesús ve los pecados que cometemos y eso le causa tanta angustia, que suda Sangre. Son nuestros pecados del corazón los que hacen que Jesús sienta que está a punto de morir de pena. ¡María, Madre mía,  dame un corazón nuevo, sin rencores y lleno de amor, para que ya no le cause más dolor a Jesús!
         2º Misterio de dolor: la flagelación de Nuestro Señor. Según Santa Brígida, los soldados romanos dieron a Jesús más de cinco mil latigazos, que desprendieron su piel, haciendo caer su Sangre Preciosísima, como cuando un torrente de aguas cristalinas cae por la ladera de la montaña. Son los pecados contra la pureza. ¡María, Madre de Dios y Madre mía, dame pureza de cuerpo y alma y pídele a Jesús que por Sangre lave los pecados impuros de todos los hombres!
         3er Misterio de dolor: la coronación de espinas de Nuestro Señor. Colocan a Jesús una gran corona de espinas, filosas, gruesas, duras, que traspasan su cuero cabelludo y le hacen salir mucha Sangre. Son por mis pecados de pensamiento. ¡María, Madre mía, dile a Jesús que me dé la gracia de tener siempre pensamientos santos y puros, como Él los tiene en la coronación de espinas!
         4to Misterio de dolor: Nuestro Señor con la Cruz a cuestas, marcha camino del Calvario. La Cruz de madera es muy pesada, porque está cargada con nuestros pecados, los pecados de toda clase, que serán lavados por la Sangre de Jesús. ¡María, Madre mía, haz que yo nunca rechace la cruz de Jesús, el único camino que lleva al cielo!

         5º Misterio de dolor: Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Luego de tres horas de dolorosa agonía, Jesús muere dando un fuerte grito: “¡Padre, en tus manos encomiendo mi Espíritu!”. ¡María, Madre mía, haz que la Sangre Preciosísima de Jesús caiga sobre nuestros corazones, para que así queden purificados de todo pecado y santificados por su gracia celestial!

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