Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

jueves, 23 de marzo de 2017

Santo Rosario meditado para Niños: Misterios Luminosos


         Primer Misterio Luminoso: El bautismo de Jesús en el Jordán (Mt 3, 13, 16-17). Por la gracia del Bautismo somos hechos hijos adoptivos de Dios, por Él muy amados. Escuchemos lo que nos dice Jesús, que carguemos nuestra cruz de cada día y vayamos detrás de Él; si esto hacemos, ganaremos el cielo. ¡María, Madre mía, ayúdame a llevar mi cruz, para llegar al cielo siguiendo a Jesús!


         Segundo Misterio Luminoso: Las bodas de Caná (Jn 2, 1-5). A pesar de que no quería hacerlo porque “no había llegado su Hora”, a pedido de su Madre, la Virgen, Jesús convierte el agua en vino y así alegra la fiesta de los esposos. Cuando atravesemos algún problema, acudamos a la Virgen y Ella nos conseguirá, de su Hijo Jesús, las gracias que le pedimos.
         Tercer Misterio Luminoso: El anuncio del Reino de Dios y el llamado a la conversión (Mc 1, 15, 21; 2,3-11; Lc 7, 47-48). Para poder entrar en el Reino de los cielos, es necesario que nuestro corazón se convierta, de la oscuridad del mundo a la Luz de Jesús; del pecado a la gracia; del amor a las cosas terrenas, al amor del Sagrado Corazón. ¡Oh María, que despegados del mundo, nuestros corazones, al igual que los girasoles que buscan al sol, sólo busquen y amen al Sol de justicia, Jesús Eucaristía!
         Cuarto Misterio Luminoso: Jesús se Transfigura en el Monte Tabor (Mt 17, 1-3, 5). Antes de la Pasión, Jesús se recubre con la luz de su gloria, para que cuando los discípulos lo vean cubierto con su Sangre Preciosísima en el Monte Calvario, se acuerden que Jesús es Dios. ¡Oh María, que en los momentos más difíciles, recordemos siempre que Jesús en la cruz venció al Demonio, al Pecado y a la Muerte, y nos dio la vida eterna!

         Quinto Misterio Luminoso: La Institución de la Eucaristía (Jn, 13, 1; Mt 26, 26-29). En la Última Cena y antes de subir a la Cruz, Jesús se queda oculto en la Eucaristía con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad para estar con nosotros “todos los días, hasta el fin del mundo”. ¡Nuestra Señora de la Eucaristía, que nuestro único amor en la tierra sea tu Hijo Jesús, Presente en el Santísimo Sacramento del altar!

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