Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

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sábado, 3 de junio de 2017

El Evangelio para Niños: Solemnidad de Pentecostés


(Ciclo A – 2017)

         El Espíritu Santo, en Pentecostés, apareció como lenguas de fuego y como viento impetuoso, y muchos comenzaron a hablar en lenguas. ¿Esto quiere decir que si no lo vemos como lenguas de fuego y si no lo sentimos como viento y si no hablamos en lenguas, entonces, no tenemos al Espíritu Santo en nosotros? No, porque el Espíritu Santo obra en la Iglesia, no solo en Pentecostés, sino todo el tiempo, y no visiblemente, como lenguas de fuego o como viento, ni tampoco dando don de lenguas.
         ¿Cómo obra el Espíritu Santo?
         Iluminando nuestras mentes y corazones para que recemos el Credo, que es nuestra Fe católica, con mucha fe, con mucho fervor y con mucho amor; nos hace entender qué es cada una de las oraciones del Credo y nos hace amar a Jesús y desear el cielo. El Espíritu Santo actúa en la inteligencia y en el corazón, dándonos la Sabiduría y el Amor de Dios.
         Pero también actúa de otra manera: convierte nuestros cuerpos en templos del Espíritu y nuestros corazones en altares. Así como es el templo, así es nuestro cuerpo, y así como es el altar, así es nuestro corazón. ¿Podemos en el templo cantar canciones inmorales e indecentes, como cumbia, reggaetón, rock, con letras que ofenden a Dios y a la Virgen? No, entonces, tampoco lo debemos cantar en nuestros cuerpos, porque también son templos del Espíritu y por eso son sagrados. ¿Podemos, en el altar, poner figuras de ídolos como el Gauchito Gil, la Difunta Correa, San La Muerte, Buda, o cualquier otro ídolo? No, porque en el altar eucarístico sólo se adora a Jesús Eucaristía: de la misma manera, en nuestros corazones no puede haber lugar para esos ídolos, sino solo para Jesús Eucaristía.
         Así es como actúa el Espíritu Santo en nuestros cuerpos, en nuestras almas y corazones, todo el tiempo, y por eso debemos abrir nuestros corazones para que entre el Espíritu Santo, el Amor de Dios, no solo en Pentecostés, sino en toda época del año.

         

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