(Ciclo
A – 2017)
¿Cómo es el Dios de los católicos? Sabemos que es Uno solo y
que no hay más dioses que Dios, pero sabemos también, porque Jesús nos lo dijo
en la Biblia, que en Dios hay Tres Personas distintas: el Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo. No son tres dioses, sino Un solo Dios verdadero, y Tres
Personas en Él. Este misterio es imposible de entender para nosotros y para que
nos demos una idea de cuán grande es este misterio, podemos recordar un
episodio sucedido con un gran santo, San Agustín. Un día paseaba por la playa
mientras iba reflexionando sobre el misterio de la Santísima Trinidad tratando
de comprender, solo con su razón, cómo era posible que Tres Personas distintas
(Padre, Hijo y Espíritu Santo) pudieran constituir un único Dios. Mientras
caminaba y pensaba, se encontró con un niñito que había excavado un pequeño
pozo en la arena y trataba de llenarlo con agua del mar. El niñito corría hacia
el mar y recogía un poquito de agua en una cuenca marina. Después regresaba
corriendo a verter el líquido en el hueco, repitiendo esto una y otra vez. Esta
actitud llamó la atención del santo, quien lleno de curiosidad le preguntó al
niño qué era lo que estaba haciendo: “Intento meter toda el agua del océano en
este pozo”, le respondió el niñito. “Pero eso es imposible –dijo San Agustín–,
¿cómo piensas meter toda el agua del océano que es tan inmenso en un pozo tan
pequeñito?”. “Al igual que tú, que pretendes comprender con tu mente finita el
misterio de Dios que es infinito…”. Y en ese instante el niñito desapareció.
Ese niñito era su Ángel de la Guarda, que venía a auxiliarlo en su esfuerzo por
conocer y amar a Dios Uno y Trino. Nuestra mente, entonces, es como un pequeño
pozo excavado en la arena; Dios, en el misterio de la unidad de su Naturaleza y
la diversidad de las Tres Divinas Personas, es el océano. Así como es imposible
meter el océano en el pequeño pozo, así también es imposible comprender, para
nuestra pobre razón, cómo es que Dios es Uno en naturaleza y Trino en Personas,
y no hay en Él tres dioses, sino Un solo Dios Verdadero y Tres Personas distintas.
Otro ejemplo que podemos usar para tratar de entender este
misterio, es el del sol, con su luz y el calor, como nos dice un diácono
llamado San Efrén: “Toma como símbolos el sol para el Padre: para el Hijo, la
luz, y para el Espíritu Santo, el calor. Aunque sea un solo ser, es una
trinidad lo que se percibe en él (…) Este único es múltiple: uno formado de tres,
y tres no forman sino uno (…) El sol es distinto de sus rayos aunque estén
unidos a él; sus rayos también son el sol. Pero nadie habla, sin embargo, de
dos soles, aunque los rayos son también el sol aquí abajo. Tampoco nosotros
decimos que habría dos Dioses”. Dios Padre es el sol; Dios Hijo es el rayo de
sol, la luz; Dios Espíritu Santo es el calor del sol, es decir, el Amor de
Dios.
Por último, hay algo que debemos saber y que también es un
gran misterio: este Dios, que es Uno en naturaleza y Trino en Personas, viene a
vivir en el corazón del que está en gracia y lo ama y adora con todas sus
fuerzas. Esforcémonos entonces, no solo de evitar el pecado, sino de vivir
siempre en gracia, confesándonos con frecuencia, para que el Dios católico,
Dios Uno y Trino, la Santísima Trinidad, viva en nuestros corazones, y así
empecemos a vivir, anticipadamente, desde esta tierra, en el cielo.
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