Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

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sábado, 10 de junio de 2017

El Evangelio para Niños - Solemnidad de la Santísima Trinidad


(Ciclo A – 2017)

         ¿Cómo es el Dios de los católicos? Sabemos que es Uno solo y que no hay más dioses que Dios, pero sabemos también, porque Jesús nos lo dijo en la Biblia, que en Dios hay Tres Personas distintas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. No son tres dioses, sino Un solo Dios verdadero, y Tres Personas en Él. Este misterio es imposible de entender para nosotros y para que nos demos una idea de cuán grande es este misterio, podemos recordar un episodio sucedido con un gran santo, San Agustín. Un día paseaba por la playa mientras iba reflexionando sobre el misterio de la Santísima Trinidad tratando de comprender, solo con su razón, cómo era posible que Tres Personas distintas (Padre, Hijo y Espíritu Santo) pudieran constituir un único Dios. Mientras caminaba y pensaba, se encontró con un niñito que había excavado un pequeño pozo en la arena y trataba de llenarlo con agua del mar. El niñito corría hacia el mar y recogía un poquito de agua en una cuenca marina. Después regresaba corriendo a verter el líquido en el hueco, repitiendo esto una y otra vez. Esta actitud llamó la atención del santo, quien lleno de curiosidad le preguntó al niño qué era lo que estaba haciendo: “Intento meter toda el agua del océano en este pozo”, le respondió el niñito. “Pero eso es imposible –dijo San Agustín–, ¿cómo piensas meter toda el agua del océano que es tan inmenso en un pozo tan pequeñito?”. “Al igual que tú, que pretendes comprender con tu mente finita el misterio de Dios que es infinito…”. Y en ese instante el niñito desapareció. Ese niñito era su Ángel de la Guarda, que venía a auxiliarlo en su esfuerzo por conocer y amar a Dios Uno y Trino. Nuestra mente, entonces, es como un pequeño pozo excavado en la arena; Dios, en el misterio de la unidad de su Naturaleza y la diversidad de las Tres Divinas Personas, es el océano. Así como es imposible meter el océano en el pequeño pozo, así también es imposible comprender, para nuestra pobre razón, cómo es que Dios es Uno en naturaleza y Trino en Personas, y no hay en Él tres dioses, sino Un solo Dios Verdadero y Tres Personas distintas.
         Otro ejemplo que podemos usar para tratar de entender este misterio, es el del sol, con su luz y el calor, como nos dice un diácono llamado San Efrén: “Toma como símbolos el sol para el Padre: para el Hijo, la luz, y para el Espíritu Santo, el calor. Aunque sea un solo ser, es una trinidad lo que se percibe en él (…) Este único es múltiple: uno formado de tres, y tres no forman sino uno (…) El sol es distinto de sus rayos aunque estén unidos a él; sus rayos también son el sol. Pero nadie habla, sin embargo, de dos soles, aunque los rayos son también el sol aquí abajo. Tampoco nosotros decimos que habría dos Dioses”. Dios Padre es el sol; Dios Hijo es el rayo de sol, la luz; Dios Espíritu Santo es el calor del sol, es decir, el Amor de Dios.

         Por último, hay algo que debemos saber y que también es un gran misterio: este Dios, que es Uno en naturaleza y Trino en Personas, viene a vivir en el corazón del que está en gracia y lo ama y adora con todas sus fuerzas. Esforcémonos entonces, no solo de evitar el pecado, sino de vivir siempre en gracia, confesándonos con frecuencia, para que el Dios católico, Dios Uno y Trino, la Santísima Trinidad, viva en nuestros corazones, y así empecemos a vivir, anticipadamente, desde esta tierra, en el cielo.

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