Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

miércoles, 29 de junio de 2022

Recibir la Sagrada Eucaristía es lo mejor que le puede pasar a alguien en esta vida

 


(Homilía en ocasión de Santa Misa de Primeras Comuniones)

Cuando vemos la Eucaristía con los ojos del cuerpo, vemos algo que parece pan, pero no es pan: la Eucaristía no es lo que parece, un trocito de pan; es una Persona y esa Persona se llama Jesús de Nazareth. Jesús es Dios, es el Hijo de Dios Padre, que se encarnó en el seno de la Virgen Madre y que en cada Santa Misa, baja del cielo para dejar su Cuerpo en la Eucaristía y su Sangre en el Cáliz. Por eso es que, cuando el sacerdote comulga, no comulga un trozo de pan, aunque tenga sabor a pan, sino que comulga el Cuerpo de Cristo y cuando el sacerdote bebe del Cáliz, no bebe vino, aunque tenga sabor a vino: bebe la Sangre de Cristo.

Porque la Eucaristía es Jesús en Persona, con su Sagrado Corazón lleno del Amor de Dios latiendo en la Eucaristía, comulgar, es decir, recibir la Sagrada Comunión, es lo mejor que le puede pasar a una persona en esta vida. Lo mejor que le puede pasar a alguien en esta vida no es tener fama, ni dinero, ni éxito, ni ser aplaudido y homenajeado por los hombres: lo mejor que le puede pasar a una persona en esta vida es recibir la Sagrada Comunión, porque en la Comunión está Jesús, con su Corazón lleno del Espíritu Santo y Jesús quiere entrar en nuestros corazones para colmarnos del Amor de Dios, para colmarnos de la Paz, la Alegría, la Sabiduría, la Vida de Dios Trinidad.

Es por esto que, antes de comulgar, debemos hacer esta oración, en nuestro interior, en silencio: “Jesús Eucaristía, ven a mi corazón y haz que yo te ame con el Amor de Dios”. Antes de comulgar, hay que hacer esta oración o alguna parecida, pero además, hay que hacer un acto de amor y de adoración interior y después adorarlo externamente, por medio de la Comunión en la boca y de rodillas. Y, por supuesto, luego de haber realizado una buena Confesión Sacramental. Sólo así estaremos en condiciones de recibir a Jesús como Él lo merece, con el alma limpia, en gracia y con todo el amor de nuestros corazones. Que no nos suceda como a muchos niños y jóvenes, para quienes la Primera Comunión, lamentablemente, es la última: le pidamos a la Virgen, Nuestra Señora de la Eucaristía, que aumenta cada vez más en nosotros el deseo de recibir a Jesús, el Hijo de Dios, Presente en Persona en la Eucaristía. No nos perdamos lo mejor que nos puede pasar en esta vida, que es recibir al Hijo de Dios, Jesús, en la Sagrada Comunión.

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