Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

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jueves, 23 de abril de 2015

Catecismo para Niños de Primera Comunión - Lección 3 – La Santísima Trinidad

Catecismo para Niños de Primera Comunión[1]

Lección 3 – La Santísima Trinidad

Doctrina

¿Cuántos dioses hay? Hay un solo Dios.

¿Quién es la Santísima Trinidad? La Santísima Trinidad es el mismo y único Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo, Tres Personas distintas y un solo Dios verdadero.

El Padre es Dios, el Hijo es Dios y el Espíritu Santo es Dios; pero no son tres dioses; sino un solo Dios, porque los tres tienen una sola naturaleza divina. Esto quiere decir que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, tienen el mismo Ser Divino trinitario y la misma Naturaleza divina y por esto tienen el mismo poder y la misma majestad, y por lo tanto, son merecedores de recibir, las Tres Divinas Personas, el mismo honor, la misma alabanza, la misma adoración y la misma gloria. Solo se distinguen por ser Tres Personas distintas, pero reciben la misma adoración, porque las Tres Divinas Personas son un mismo y Único Dios Verdadero.

                                          
                                          La Santísima Trinidad 
                                                    (de Rublev)

En este ícono bizantino, llamado “La Santísima Trinidad”, del pintor ruso Rublev, vemos que las Tres Divinas Personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, están representadas, las Tres, exactamente iguales, sin distinción alguna. Esto es hecho a propósito por el artista, para hacer ver el misterio de la Santísima Trinidad, en el que las Tres Divinas Personas solo se distinguen por su procedencia (el Hijo procede del Padre, el Espíritu Santo del Padre y del Hijo y el Padre no procede de ninguno), pero son iguales en cuanto a majestad, honor y gloria.



        El Bautismo de Jesús

En esta lámina vemos a Nuestro Señor Jesucristo recibiendo el bautismo de manos de San Juan Bautista a la orilla del río Jordán. Aquí aparece claramente la distinción de las Tres Divinas Personas: El Padre, que habla desde el cielo diciendo: “Este es mi Hijo amado…”; El Hijo es bautizado, y el Espíritu Santo baja en forma de paloma (Mt 3, 16-17).
Dios es Uno y Trino; es Trinidad de Personas, y cada Persona divina conoce, ama y obra libremente en el amor, y las Tres Personas están empeñadas en salvarnos: por pedido de Dios Padre, Dios Hijo se encarna sin dejar de ser Dios en el cuerpo y el alma humanos de Jesús de Nazareth, para morir en Cruz y donarnos a Dios Espíritu Santo por medio de la Sangre vertida a través de su Corazón traspasado. Y este Dios Uno y Trino, cuya Segunda Persona es Dios Hijo, Jesús de Nazareth, está en la Eucaristía, para que en el tiempo que dura nuestra vida en la tierra nos unamos a Él por la fe y por el amor, por la adoración y por la comunión, de manera tal que al fin de nuestras vidas ingresemos en la vida eterna, en donde adoraremos y amaremos por la eternidad a Dios Uno y Trino, y en esto consistirá nuestra salvación.


San Agustín y el ángel en forma de niño en la playa

         En esta imagen vemos a San Agustín, paseándose por la orilla del mar, meditando sobre el misterio de la Santísima Trinidad. De pronto vio a un niño que estaba pasando el agua del mar a un pequeño pozo excavado en la arena y San Agustín le pregunta: “¿Qué haces aquí?” El niño respondió: “Quiero pasar el agua del mar a este pequeño pozo”. “¿No ves que es imposible?”, le dijo San Agustín. Y el niño le contestó: “Más fácil me sería a mí meter toda el agua del mar en este pequeño pozo que a ti comprender el misterio de la Trinidad”. Y diciendo esto, el niño desapareció. Era un ángel que Dios había mandado, para dar a entender a San Agustín que este misterio es incomprensible a la razón humana, aunque no contrario a ella.

         En el Símbolo llamado “Atanasiano”, leemos: “La fe católica es que veneramos a un solo Dios en la Trinidad y a la Trinidad en la Unidad; sin confundir a las Personas ni separar la substancia. Porque una es la Persona del Padre, otra la del Hijo y otra la del Espíritu Santo; pero el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo tienen una sola divinidad, gloria igual y coeterna majestad”.
         Las Tres Divinas Personas son eternas e iguales en perfección. El Hijo es la Palabra del Padre, y existe desde que existe el Padre, y lo mismo el Espíritu Santo.

         Ejemplo aclaratorio: “El fuego produce su resplandor, el cual existe desde el mismo instante que existe el fuego. “Si hubiera un fuego eterno, eterno sería su resplandor”, y como en la Biblia se nos dice que el Hijo es como el brillo de la luz eterna (Sab 7, 26), el resplandor de la gloria del Padre… (Heb 1, 3), tenemos que la imagen perfectísima de Dios existe desde que existe Dios…

         Práctica: Recordarás este misterio al santiguarte: “En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”, y al decir: “Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo”.

         Palabra de Dios: Jesús dijo a sus apóstoles: “Id, enseñad a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo…” (Mt 28, 18-20). “La gracia del Señor Jesucristo, la caridad de Dios Padre y la comunicación del Espíritu Santo sean con todos vosotros” (2 Cor 23, 1-3).

         Ejercicios bíblicos: 1 Cor 8, 6; Jn 1, 1; 10, 30; Hch 5, 3-4; (estos textos prueban la divinidad de cada una de las Tres Divinas Personas).



[1] Adaptado de El Catecismo ilustrado, de P. Benjamín Sánchez, Apostolado Mariano, Sevilla 3 1997.

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