Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

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miércoles, 18 de noviembre de 2015

Catecismo para Niños de Primera Comunión - Lección 19 – Ha de venir a juzgar a vivos y muertos

Catecismo para Niños de Primera Comunión - Lección 19 – Ha de venir a juzgar a vivos y muertos[1] 

         Doctrina

         ¿Volverá Jesucristo a aparecer visiblemente en la tierra? Jesucristo volverá a aparecer visiblemente en la tierra, cuando venga a juzgar a los vivos y a los muertos.

         ¿Cuándo ha de venir Jesucristo a juzgar a los vivos y a los muertos? Jesucristo ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos con toda su gloria y majestad, al fin del mundo.

         ¿Sabemos cuándo será el fin del mundo? No sabemos cuándo será el fin del mundo, porque Jesucristo no lo reveló.

         ¿Habrá más de un juicio? Sí, habrá dos juicios, uno particular, inmediatamente después de la muerte de cada uno y otro universal, al fin del mundo. En el juicio particular el alma recibe la retribución que se mereció libremente por sus obras: el cielo, si sus obras son buenas; el infierno, si sus obras son malos. Es por eso que Jesús nos advierte que tenemos que obrar la misericordia para con nuestros prójimos más necesitados, si es que queremos alcanzar misericordia: “Lo que habéis hecho a uno de estos mis hermanos más pequeños, Conmigo lo habéis hecho”. En el juicio universal se confirmará el destino eterno ya recibido en el juicio particular.

         ¿Para qué será el juicio universal? Para confundir a los malos y glorificar a los buenos, y mostrar el triunfo de la justicia de Dios. Nuestro destino final –cielo o infierno- depende de nuestras obras –buenas o malas- hechas libremente.

         Explicación


         En esta lámina se representa el juicio universal que tendrá lugar al fin del mundo.
         En la parte superior vemos a Nuestro Señor Jesucristo venir con gloria y majestad rodeado de ángeles, y con la Virgen a su derecha. Los buenos, que están a la derecha de Jesús y la Virgen, miran con alegría a Nuestro Señor, porque saben que entrarán en el cielo. Los buenos se dirigen a Jesús con alegría y gratitud, porque gracias a Él han sido salvados. El Señor los llama hacia sí diciendo: “Venid, benditos de mi Padre, a poseer el Reino que os está preparado” (Mt 25, 41). A la izquierda de Jesús, hacia abajo, están los malos, cuyo destino eterno ya ha sido fijado. Los demonios arrastran a los réprobos hacia abajo, hacia el “lago de fuego y azufre”. Jesús ya ha pronunciado sobre ellos estas terribles palabras: “Apartaos de Mí, malditos, al fuego eterno, preparado para el diablo y sus seguidores” (Mt 25, 41).

         Práctica: Cristo volverá y vendrá de improviso, cuando menos lo pensemos, por eso quiere que todos estemos preparados: “Velad, pues no sabéis ni el día ni la hora” (Mt 25, 13). Esto quiere decir que tenemos que estar siempre, en todo momento, en gracia de Dios.

         Palabra de Dios: Los ángeles les dijeron: “Ése Jesús que ha sido llevado de entre vosotros al cielo, vendrá de la misma manera como le habéis visto partir hacia el cielo” (Hech 1, 10-11).

         “Todos hemos de comparecer ante el tribunal de Cristo para que reciba cada uno, según lo que hubiera hecho en su vida mortal, bueno o malo” (2 Cor 5, 10). Jesucristo dice: “Llega la hora en que cuantos están en los sepulcros oirán la voz del Hijo de Dios. Y saldrán los que han obrado el bien para la resurrección de la vida, y los que han obrado el mal, para la resurrección del juicio” (Jn 5, 28-29).

         Ejercicios bíblicos: Mt 24, 30; Mt 26, 64; Ap 22, 20; Mt 25, 31-46.



[1] Adaptado de El Catecismo ilustrado, de P. BENJAMÍN SÁNCHEZ, Apostolado Mariano, Sevilla3 1997.

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