Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

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domingo, 1 de noviembre de 2015

Solemnidad de Todos los Santos para Niños


(Ciclo B – 2015)

         Hoy la Iglesia se alegra y está de fiesta porque muchos de los que forman parte de la Iglesia, están ya en el cielo: la Iglesia se alegra por Todos los Santos, es decir, por todos aquellos niños, hombres, mujeres, de todos los países de la tierra, que una vez fueron bautizados y ahora viven en el cielo, para siempre, en compañía de Jesús, de la Virgen y de los ángeles de luz.
         Y para demostrar su alegría, la Iglesia que está en la tierra le ofrece, a la Iglesia que está en el cielo, un regalo de valor infinito, la Santa Misa, porque cada Misa, al ser el sacrificio de Jesús en la cruz, tiene un valor infinito.
         Los santos son, entonces, todos nuestros hermanos –en la Iglesia, todos somos hermanos de Jesús y hermanos entre nosotros por el Bautismo- que están ya en el cielo, viviendo en alegría y amor para siempre, junto a Jesús y a la Virgen, y como nosotros también tenemos que ir al cielo, la Iglesia nos los hace recordar, para que también nosotros tengamos deseos de ir al cielo junto con ellos.
¿Cómo llegaron al cielo Todos los Santos? Primero, tenemos que saber que lo que los llevó al cielo, fue la gracia santificante de Jesús: sin la gracia santificante, nadie puede entrar en el cielo, y como ellos querían estar con Jesús para siempre, evitaron siempre cualquier clase de mal, para que estar siempre en gracia. Para eso, se confesaban con mucha frecuencia, comulgaban todos los días y hacían todas las obras de misericordia que nos enseña la Iglesia –dar de comer al hambriento, de beber al sediento, orar por los muertos, dar consejo al que lo necesita, etc.-.
Así es como se ganaron el cielo: evitando el mal, porque el mal hace que Jesús se vaya del corazón; viviendo en gracia, confesándose frecuentemente y comulgando todas las veces posible, siempre en gracia, y siendo misericordiosos con sus hermanos, sobre todo los más necesitados.

Nosotros no somos santos, sino que somos pecadores y lo seguiremos siendo hasta el último día de la vida, porque sólo se puede llamar “santo” al que ya está en el cielo, como Todos los Santos. Pero estamos llamados a ser santos, estamos llamados, como ellos, a ir al cielo, y es para eso que la Iglesia celebra una fiesta como la de hoy y nos los pone de ejemplo: para que los imitemos en sus virtudes, pero sobre todo en su santidad, en su amor a la gracia santificante y en su amor a Jesucristo, y así podamos llegar al cielo como ellos, para estar para siempre junto a Jesús y a la Virgen.

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