Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

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martes, 6 de marzo de 2012

La Santa Misa explicada para niños y adolescentes (I)




           Antes de comenzar la Santa Misa, el sacerdote besa el altar, y luego se persigna, diciendo: “En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”.
         ¿Por qué el sacerdote besa el altar? Para saberlo, podemos preguntarnos: ¿porqué un hijo besa a su mamá o a su papá? Porque el beso es una muestra de cariño y de afecto, y como el altar representa a Jesucristo, es como si el sacerdote saludara a Jesús con una muestra de cariño y afecto, como cuando un hijo da un beso a su padre.
         Pero no siempre un beso es muestra de cariño y afecto. Por ejemplo, en la Biblia se cuenta que, antes que lo pusieran preso a Jesús, cuando Jesús estaba en el Huerto de los Olivos, después de haber rezado tres horas pidiendo por la salvación de todos nosotros, se acercó Judas Iscariote, y saludó a Jesús con un beso. Pero este saludo no era de cariño y afecto, sino de odio y de desprecio, porque Judas ya había vendido a Jesús por treinta monedas de plata, y les había dicho que aquél al que él diera un beso, a ése lo debían apresar, porque ése era Jesús.
         Cuando Jesús lo vio venir a Judas, le dijo: “Amigo, ¿a qué has venido?”. Y Judas le responde con un beso de traición, como si le dijera: “He venido a entregarte a tus enemigos, porque he preferido la compañía de los hombres malos y traidores, antes que Tu compañía; he preferido oír el tintineo de las monedas de plata, antes que oír los latidos de Tu Sagrado Corazón; he preferido la oscuridad a las tinieblas; he venido a traicionarte”. Y Jesús, sabiendo que Judas lo había traicionado, y que con eso se condenaba en el infierno, no le hace ningún reproche, no le dice nada, y responde devolviéndole el saludo, pero con una tristeza enorme en el Corazón, porque sabía que Judas ya tenía un pie puesto en el infierno. Jesús sabía que Judas estaba en pecado mortal, cuando se acercó a saludarlo, y sin embargo, no le negó el saludo, aunque se quedó muy triste, porque veía a Judas con su alma oscura y negra, que se dirigía al infierno.
         Si alguien veía la escena de afuera, Judas Iscariote parecía amigo de Jesús, porque lo saludo con una muestra de afecto y cariño, como es el beso. Pero Jesús sabía toda la verdad, sabía de la traición de Judas.
         También al sacerdote, cuando se acerca a besar el altar, y a todos los que vienen a Misa, y cuando alguien se acerca a comulgar, Jesús hace la misma pregunta: “Amigo, ¿a qué has venido?”. ¿Has venido a recibirme con el alma en gracia y con el corazón preparado para que Yo entre en él? ¿Has venido con un corazón puro? ¿Has venido a Misa con un corazón manso y humilde como el mío? ¿Te has reconciliado con tu hermano antes de acercarte a Mí? No me saludes con un beso si has venido a traicionarme; salúdame con un beso si has venido dispuesto a amarme a Mí y a tu prójimo como Yo te he amado: hasta la muerte de Cruz”.

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