Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

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miércoles, 8 de mayo de 2013

Apariciones de la Virgen en Fátima explicadas para Niños (II): Segunda Aparición del Ángel de Portugal



La Segunda Aparición del Ángel
Durante el verano de 1916 los tres primos estaban jugando en el calor del día en el jardín cerca del pozo detrás de la casa de los Santos en Aljustrel. Lucía describe cómo el ángel se les apareció una vez más, pero esta vez, reprochándoles por su falta de seriedad espiritual.
Dice así Sor Lucía: “Ocurrió a mediados del verano, cuando llevábamos los rebaños a casa hacia mediodía para regresar por la tarde. Estábamos a la sombra de los árboles que rodeaban el pozo de la quinta Arneiro. De pronto vimos al mismo Ángel junto a nosotros: ‘¿Qué estáis haciendo? ¡Rezad! ¡Rezad mucho! Los corazones de Jesús y de María tienen sobre vosotros designios de misericordia. Ofreced constantemente oraciones y sacrificios al Altísimo!’. ¿Cómo hemos de sacrificarnos?, pregunté. ‘De todo lo que pudierais ofreced un sacrificio como acto de reparación por los pecados cuales Él es ofendido, y de súplica por la conversión de los pecadores. Atraed así sobre vuestra patria la paz. Yo soy el Ángel de su guardia, el Ángel de Portugal. Sobre todo, aceptad y soportad con sumisión el sufrimiento que el Señor os envíe”.
Esta aparición renovó el mismo efecto profundo que tuvo el primero en ellos. Lucía nos dice: Estas palabras hicieron una profunda impresión en nuestros espíritus; fueron como una luz que nos hacía comprender quién es Dios, cómo nos ama y desea ser amado, el valor del sacrificio, cuánto le agrada y cómo concede en atención a esto la gracia de conversión a los pecadores. Por esta razón, desde ese momento, comenzamos a ofrecer al Señor cuanto nos mortificaba, repitiendo siempre la oración que el Ángel nos enseñó.
Enseñanzas espirituales en la segunda aparición del Ángel de Portugal
-El Ángel se les aparece mientras están jugando, y les dice que deben rezar, ya que los corazones de Jesús y María tienen designios misericordiosos para ellos. De hecho, en poco tiempo, Lucía y Francisco morirán e irán al cielo; Lucía, en cambio, vivirá más tiempo, aunque también morirá y será llevada al cielo. La Misericordia Divina quiere que todos nos salvemos y vayamos al cielo, pero para eso, es necesario rezar, por nosotros y por quien no lo hace.
         -El Ángel les dice que además de rezar, deben ofrecer “sacrificios al Altísimo”, y que lo pueden hacer “en todas las formas que puedan”, pidiendo por los pecadores y reparando por las ofensas cometidas contra Jesús. Todo el mal del mundo, todos los pecados de los hombres, todas las cosas malas que los hombres hacen, desde las más pequeñas hasta las más grandes, todo ofende a Jesús, porque Jesús es la Bondad y el Amor infinitos, y en Él no hay sombra alguna de maldad. Por eso es que no puede tolerar la maldad, ni la más pequeña, aun si viene del más inocente niño. Muchos hombres ofenden a Dios con muchísimos pecados, y muchos lo hacen de modo voluntario, y ése es el motivo por el cual el cristiano, que ama a Cristo, tiene que ofrecer sacrificios y oraciones en reparación por los que ofenden a Jesús. Sacrificarse es orar con el cuerpo, y tiene mucho valor esta forma de oración, porque es unirse al sacrificio de Jesús en la Cruz. El sacrificio “en todas las formas que puedan”, quiere decir que de todo se puede hacer sacrificio, sin necesidad de hacer grandes peregrinaciones para tal motivo. Por ejemplo, se puede ofrecer, interiormente, en silencio, sin que nadie se de cuenta, a Jesús y a la Virgen, un día de mucho calor, o de mucho frío; una comida que no me gusta, la como sin quejarme; una tarea en el hogar, que no me gusta hacer, pero la hago en silencio y gustoso; en vez de dar una respuesta impaciente, rechazo la impaciencia y contesto con afecto y amor; una persona que no me cae simpática, tratarla con amor y respeto, por amor a Jesús, etc. Como dice el Ángel, “de todo” se puede ofrecer sacrificios, pidiendo por la conversión de los pecadores.
         -El Ángel les dice que “acepten y soporten con paciencia los sufrimientos que Dios les enviará”. Contrariamente a lo que puede parecer, las apariciones de los ángeles, o de la Virgen y Jesús, no significa que “todo va a ir bien”, que no vamos a tener problemas de ninguna clase, que vamos a ser admirados, aplaudidos y respetados por todo el mundo. El Ángel les advierte que Dios les enviará “sufrimientos”, y que deben “aceptarlos y soportarlos con paciencia”. Esto se debe a que la bendición de Dios no es lo que el mundo piensa; estar bendecido por Dios no significa “no tener problemas”, y que los negocios del mundo vayan viento en popa; no quiere decir ganar mucha plata, ni tener buen trabajo, ni estar libre de enfermedades o tribulaciones, porque la bendición de Dios pasa por la Cruz. Para entender la bendición de Dios, hay que mirar a Jesús crucificado: en la Cruz, Jesús no está “cómodo”; en la Cruz, no está sin tribulaciones, al contrario, es la Gran Tribulación de la Cruz; en la Cruz está dolorido, y sufre con pena la traición y el abandono de muchos de sus amigos. Ser bendecido por Dios, quiere decir ser crucificados junto a Jesús, y eso es muy distinto a lo que el mundo toma como “bendición”. Pero también el que está crucificado junto a Jesús, tiene el consuelo de la presencia de la Virgen María, porque Ella está al pie de la Cruz, consolando con su amorosa presencia maternal a su Hijo Jesús. Que Dios envía sufrimientos a quienes bendice, eso lo experimentaron en persona los pastorcitos: al poco tiempo, sufrieron la incomprensión de sus padres –aunque finalmente los padres creyeron-, de alguna gente del pueblo, que no les creían que se les apareciera la Virgen; también sufrieron y mucho, de parte de las autoridades civiles, quienes los llegaron incluso a amenazar con hacerlos hervir en aceite si no decían que todo era mentira; luego, sufrieron en sus cuerpos, porque se enfermaron gravemente y murieron. Frente a los sufrimientos, los niños hicieron como el ángel les había dicho: aceptaron y soportaron todo con paciencia, porque eran sufrimientos venidos de Dios, que es infinitamente bueno, y como Dios es infinitamente bueno, el sufrimiento que manda, cuando se lo une a la Cruz de Jesús, Dios lo convierte en bendición y alegría. Además, en comparación, el sufrimiento dura muy poco, y a cambio de ese sufrimiento aceptado, Dios nos da ¡una eternidad de alegría! Eso es lo que les pasó a los pastorcitos: sufrieron todo esto por muy poco tiempo, y ¡ahora viven en el cielo, alegres junto a Jesús y a la Virgen, para siempre!
         -El Ángel les dice que él es el “Ángel de Portugal”, lo cual quiere decir que no solo las personas tienen un Ángel Custodio, sino que el país tiene su propio Ángel Custodio. Entonces nuestra Patria Argentina también tiene un ángel custodio, el Ángel de Argentina, y a él hay que rezarle y pedirle por nuestra Patria y nuestros compatriotas, porque ha sido puesto por Dios para que nos asista. Por ejemplo, hay que pedirle por los gobernantes, por los problemas que se suceden todos los días, y también por Malvinas, para que las recuperemos para siempre, y por todo lo que nuestra querida Patria necesite, sobre todo la paz, que viene por la oración y los sacrificios. Además, es doctrina de la Iglesia que todo grupo humano –familia, grupos de oración, etc.- tiene su ángel custodio.
         -Lucía dice que las palabras del Ángel actuaron en sus almas como “llamas ardientes” que les hicieron comprender “quién es Dios, cuánto nos ama, cuánto quiere que lo amemos, y cuánto le agrada el sacrificio que podamos hacer por la conversión de los pecadores. Dios es Amor infinito, como un océano sin playas y sin fondo, y quiere que todos nos salvemos, por la oración, el amor al prójimo y los sacrificios por los pecadores.

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