Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

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miércoles, 24 de agosto de 2016

Catecismo para Niños de Primera Comunión - Lección 34 - Las figuras de la Eucaristía - La Comunión Eucarística

Catecismo para Niños de Primera Comunión[1] - Lección 34 -  Las figuras de la Eucaristía - La Comunión Eucarística
Doctrina
         ¿Qué es la Sagrada Comunión? La Sagrada Comunión es recibir al mismo Jesucristo bajo las especies de pan y vino. En otras palabras, quiere decir que, aunque nosotros vemos algo que parece pan y tiene sabor a pan, en la Eucaristía está el mismo Jesucristo en Persona. Es como si se nos apareciera, con su Cuerpo glorioso y resucitado, pero escondido bajo lo que parece pan y vino. Al comulgar, hacemos que Jesús entre en nuestros corazones, por eso es que tenemos que tener el corazón en gracia santificante y libre de amores mundanos, para poder amar a Jesús que viene a visitarnos a la habitación más privada de nuestra casa, que es nuestro corazón. Cuando comulgamos, tenemos que olvidarnos de todo y pensar que recibimos al Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, para poder darle todo nuestro amor, ya que Jesús nos da todo el Amor de su Corazón en cada Comunión, sin reservarse nada. Si no sabemos cómo comulgar dignamente, le podemos pedir a la Virgen que nos ayude a comulgar, pidiéndole que Ella reciba nuestra Comunión en lugar nuestro, para que le dé a Jesús Eucaristía, de parte nuestra, todo el amor que nosotros no podemos darle.
         ¿Para qué recibimos a Jesucristo en la Sagrada Comunión? Recibimos a Jesucristo en la Sagrada Comunión para que Él nos alimente nuestras almas con su Vida eterna y su Amor misericordioso. Lo recibimos también para que Jesús venga en Persona a nuestros corazones y nosotros podamos decirle que lo amamos y lo adoramos y que queremos que nunca nos deje solos.
         ¿Cuántas cosas son necesarias para recibir la Comunión? Para recibir la Sagrada Comunión son necesarias tres cosas:
         1-Estar en gracia de Dios (es decir, limpios de pecado mortal).
         2-Guardar el ayuno eucarístico (significa no haber comido ni bebido nada desde una hora antes de comulgar. El agua no rompe el ayuno).
         3-Saber a quién vamos a recibir: esto quiere decir que no puede comulgar quien no sabe qué es la Eucaristía, o que no sabe que Jesús está en Persona, con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en la Eucaristía.
         ¿Quién puede comulgar todos los días? El que se encuentre en estado de gracia y tenga recta intención (deseando recibir a Jesucristo y su Amor, guardando el ayuno eucarístico) puede comulgar todos los días.
         Explicación

Jesús Eucaristía es el Cordero de Dios
         Las figuras de la Eucaristía
         La 1ª figura es el Cordero Pascual, imagen viva de Jesucristo, que fue muerto y sacrificado en el altar de la cruz por la salvación de los hombres. En el Antiguo Testamento, en la Pascua, los hebreos comían cordero asado, pan ázimo, es decir, sin levadura, y bebían en la copa el vino pascual. Pero la pascua judía era solo una figura de la verdadera Pascua, que es la que celebramos nosotros en la Santa Misa: allí comemos la Carne del Cordero de Dios, el Pan Vivo bajado del cielo y el Vino de la Alianza Nueva y Eterna. Los cristianos participamos de la Pasión de Cristo comiendo su carne en la Sagrada Comunión y recordando que Cristo se dejó matar y se sacrificó por nosotros como manso cordero, uniéndonos a Él como víctimas de la Divina Justicia y de la Divina Misericordia, para la salvación de las almas.
         La 2ª figura es el Maná: en el desierto, los israelitas recibieron un alimento milagroso llamado “Maná”, y así pudieron llegar a la Tierra Prometida, la Jerusalén de la tierra. Pero ese maná era sólo una figura y un anticipo del verdadero Maná bajado del cielo, la Eucaristía. Los cristianos caminamos por el desierto de la vida hacia la Jerusalén celestial, y el alimento que nos da fuerzas para llegar a nuestro destino final, es el Verdadero Maná bajado del cielo, el Pan de Vida eterna, la Eucaristía.
         La 3ª figura de la Eucaristía es Melquisedec, rey y sacerdote, que ofrece pan y vino en memoria de una gran victoria por Abraham. Melquisedec es figura de Jesucristo y el pan y el vino son figuras de la Eucaristía y el Vino de la Nueva Alianza, ofrecidos a Dios Padre por la victoria de Jesucristo en la cruz sobre los tres grandes enemigos de la humanidad: el demonio, el pecado y la muerte.
         La 4ª figura es el Arca de la Alianza: el Arca simboliza nuestros Sagrarios, en donde se guarda la Sagrada Eucaristía: así como en la Antigua Arca se guardaba una porción del Maná con que Dios alimentó a su Pueblo, así en nuestros Sagrarios se guarda el Verdadero Maná bajado del cielo, la Eucaristía, con la que nosotros, Nuevo Pueblo de Dios, somos alimentados por nuestro Padre Dios, en nuestro camino hacia la Nueva Tierra Prometida, la Jerusalén celestial.
         La 5ª figura es el pan que dio un ángel al profeta Elías quien, desfallecido, no podía llegar al término del viaje, pero una vez que recibió este milagroso alimento, pudo andar cuarenta días sin cansarse, hasta el monte Horeb. Ese pan que recibió Elías es figura de la Eucaristía, el Pan Vivo bajado del cielo, que nos nutre con la vida y el amor de Dios y nos da fuerzas en nuestro peregrinar al cielo, durante el tiempo que dura nuestra vida terrena.
Práctica: Si sé que Jesús está en la Eucaristía en Persona, es decir, con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad, y que está ahí para darme TODO        el Amor de su Sagrado Corazón, haré el propósito de no faltar nunca a Misa por las cosas del mundo, y también haré el propósito de hacer Adoración Eucarística y de visitarlo a menudo en el Sagrario.
Palabra de Dios: “Jesús dijo: ‘Tomad y comed: Esto es mi Cuerpo…” (Mt 26, 26); “Si alguno come de este pan vivirá para siempre y el pan que yo daré es mi carne… El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y Yo lo resucitaré el último día” (Jn 6, 51-57). Pero notemos lo que dice San Pablo de la comunión indigna, es decir, hecha en pecado mortal: “Quien come el pan y bebe el cáliz del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese a sí mismo el hombre, y entonces coma del pan y beba del cáliz, pues el que come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación” (1 Cor 11, 27-28).
Ejercicios bíblicos: Jn 6, 51; Cor 11, 23-24; Lc 22, 19; Jn 6, 54.



[1] Adaptado de El Catecismo ilustrado, de P. BENJAMÍN SÁNCHEZ, Apostolado Mariano, Sevilla3 1997.

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