Cristo Eucaristía, Luz de la niñez y de la juventud

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jueves, 28 de octubre de 2010

Que el Corazón Inmaculado de la Virgen sea nuestro refugio


Imaginemos que nos encontramos en un bosque, solos, y que de repente, se hace la noche y comienza una tormenta, con rayos, truenos, lluvia, viento, y se pone todo oscuro, porque las nubes del cielo tapan la luz de la luna.

Como estamos en medio del bosque, fuera de nuestra casa, la lluvia nos moja y nos empapa, y el viento, cuando sopla, hace que tengamos mucho frío, porque la temperatura baja mucho cuando la ropa está mojada y además hay viento. Además, como es de noche y está todo oscuro, porque no hay ni siquiera luz de luna, y no tenemos ni una linterna, no vemos el camino para volver a casa, y nos confundimos con las sombras, pensando que las sombras que vemos son en realidad animales salvajes del bosque. Cuando no hay luz, la imaginación nos hace ver las cosas de modo equivocado, pero además, es verdad que hay animales salvajes sueltos, que pueden atacarnos y hacernos mucho daño.

Imaginemos que estamos en el bosque, y que queremos buscar un refugio, una cabaña de madera, como esas que aparecen en los cuentos, para dejar de mojarnos, para calentarnos al lado de un fuego, y para estar seguro de los animales del bosque.

Imaginemos ahora cuando era el diluvio, el que cuenta la Biblia (cfr. Gn 6.7.8): la Biblia dice que hace mucho, pero mucho tiempo, cuando no había nada de lo que hay ahora, ni edificios, ni autos, ni aviones, ni computadoras, ni teléfono, ni play station, ni nada, los hombres se portaban muy mal, y entonces, como castigo, Dios mandó una lluvia muy pero fuerte, que duró muchos días, y terminó inundando todo el mundo. Los únicos que se salvaron, fueron Noé y su familia, porque construyeron un arca, que es un barco de madera muy pero muy grande. El Arca de Noé fue el refugio que salvó a Noé y a su familia del diluvio, y también a los animales que Noé hizo subir por orden de Dios.

Nosotros también tenemos un refugio, que es más fuerte que una cabaña en el bosque, y es más seguro que el Arca de Noé: nuestro refugio es el Corazón Inmaculado de María, Madre de Dios y Madre nuestra.

El Corazón de la Virgen es el refugio más seguro que podamos encontrar, porque si nosotros entramos dentro del corazón de la Virgen, Dios nunca pero nunca se va a enojar con nosotros, y siempre va a estar contento con nosotros.

Nos imaginemos ahora algo que cuenta la Biblia: en la Biblia, en un libro que se llama “Apocalipsis”, se cuenta que hay dos animales muy malos: el dragón rojo (cfr. Ap 12, 7-9), que es el demonio, y la bestia negra, una pantera negra muy mala, que es también otro demonio muy pero muy malo.

En la Biblia, se cuenta que el diablo se cayó del cielo a la tierra -porque San Miguel Arcángel le ganó la pelea en el cielo y lo echó del cielo (cfr. Ap 12, 7), y lo empujó y lo hizo caer del cielo a la tierra-, y se cuenta también que junto con el diablo hay una bestia negra, y entre los dos, buscan a los hombres para atraparlos y llevarlos al infierno.

Pero en la Biblia también se cuenta que la Virgen lucha contra el dragón que cayó del cielo (cfr. Ap 12, 1) y contra la bestia negra, que es como una pantera, y les gana a los dos, con el poder de Jesús. La Virgen es mucho más fuerte que el dragón y que la bestia juntos, y es mucho más fuerte que todo el infierno junto, que está lleno de diablos, porque la Virgen tiene el poder de su Hijo Jesús, que es Dios. Nadie le gana a la Virgen, y cuando Ella aparece, el dragón, la pantera negra, y todos los demás diablos del infierno, se mueren de miedo, y salen corriendo.

Si nosotros vivimos con el espíritu dentro del Corazón de la Virgen, vamos a estar seguros, porque nadie nos va a poder hacer nada malo, porque Ella nos protege de los ángeles caídos y de los hombres malos, del dragón rojo y de la pantera negra.

Si nosotros nos refugiamos en el Corazón de la Virgen, nadie, ni el dragón rojo, ni la pantera negra, ni ningún hombre malo, ni ningún ángel caído, nos van a hacer daño.

Pero además, si estamos dentro del Corazón de la Virgen, Ella nos va a llevar, desde su Corazón, al Corazón de su Hijo, y así vamos a estar con Jesús para siempre.

Le recemos siempre a la Virgen, y le pidamos que nos lleve en su Corazón Inmaculado, el Refugio más seguro para nosotros, y le pidamos que nunca nos deje salir de su Corazón.

1 comentario:

  1. No entiendo... como es que María la madre de Jesús... es nuestro refugio... ciendo que en Salmos menciona que solo Dios es nuestro refugio...
    Si esto es cieto no seria una enseñanza antibiblica, contradiciendo lo que enseña las escrituras escrituras...

    Sal 62:5 Alma mía, en Dios solamente reposa, Porque de él es mi esperanza.
    Sal 62:6 El solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré.
    Sal 62:7 En Dios está mi salvación y mi gloria; En Dios está mi roca fuerte, y mi refugio.

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